Pregones de Semana Santa Horadada


PREGÓN DE SEMANA SANTA DE PILAR DE LA HORADADA

Marzo de 2019.
2019 – D. Onofre García Munuera.



documento pregón 2019

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PREGÓN DE SEMANA SANTA DE PILAR DE LA HORADADA

Marzo de 2018.
Dª. Esperanza Carrasco Jiménez.


Sr Cura Párroco y consiliario de la Junta Mayor Dº Jose Antonio García, Señor Vicario parroquial y representante de la Junta Mayor Dº German Sánchez.

Sr. Don Aldo adscrito a la Parroquia.

Sra. Presidenta de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Pilar de la Horadada .Dª Mari Carmen Villaescusa, componentes de la Junta Rectora, Sr Romualdo Alfaro y Sra. Loli Sáez Cofrades distinguidos 2018, Sres. presidentes de las ocho Cofradías de nuestro pueblo y miembros de sus Juntas rectoras, Sr Presidente de la Junta Mayor de Torrevieja Jesús Sánchez, Sor Presidente de la Venerable Asociación Ntra. Sra. del Pilar Dº José María Pérez, Señor Alcalde Dº Ignacio Ramos y Concejales de la Corporación Municipal, queridos amigos y amigas cofrades bienvenidos todos.

PREGON DE SEMANA SANTA 2018

Soy pilareña de cuna
Y eso hoy  me emociona
Pues me encuentro en mi pueblo
En este hermoso templo
Ante Ella, nuestra Patrona.

En este sagrado y bendito lugar
En donde tantas emociones vivimos
Son muchas para enumerar
De  mis hijos, de mis nietos y míos
Siempre ante la Virgen del Pilar.

En este querido pueblo
Al que tanto quiero y admiro
Pues es mi cuna, mi vida, mi raíz
Aquí casi toda mi vida ha transcurrido
Y aquí quisiera siempre seguir.

Hoy se agolpan los recuerdos
De niñez, juventud y madurez
Son tantos y tan diversos
Que los siento a flor de piel
Casi todos son hermosos y bellos.

Al Sagrado corazón de Jesús le pido
También a la virgen del Pilar
Que me ayuden en este momento
Pues me dispongo a pregonar
Con todo mi amor y sentimiento.

Intentando poder expresarme
Hablar de nuestra Semana Santa
En el sagrado lugar que nos hallamos
Aquí, en el templo ante la mirada
De Jesús Sacramentado.

Si tuviese que describir mi sentimiento
Pues bien podría con respeto decir
Tengo la sensación en este momento
De haber cumplido, aún sin existir
Un octavo Sacramento.

Buenas noches a todos. Mis primeras palabras esta noche no pueden ser otras que: gracias a Mari Carmen Villaescusa, Presidenta de la Junta mayor de Cofradías, pues ella fue quien me dijo: “Ya sabes que el año que viene vas a ser tú la pregonera de la Semana Santa”. En ese momento me quedé diciendo, no me lo dirá de verdad, pues es cierto que ni lo hubiese soñado. No por otro motivo, pues como persona sincera que me considero, me hizo mucha ilusión, tanto que he de decir que es el mejor regalo que  hacerme pudieran. “No creo estar a la altura”, le dije, pues soy simplemente un ama de casa con mucha ilusión por nuestra Semana Santa, participando en ella dentro de mis posibilidades, cosa que creo que no es suficiente para escribir un Pregón, habiendo los antecesores que hay.

Y ella, con esa facilidad de convicción que tiene, pues eso, al final me convenció. Aunque en honor a la verdad diré que no le costó demasiado, pues me sentía emocionada y feliz. Siempre me ha gustado mucho este acto, y quién me iba a decir que algún día fuese también a mí a quien le propusieran estar aquí para ello, y que me atreviese a decir que sí, significando tanto el intentar la bella escritura, cómo es describir nuestra preciosa Semana Santa. La verdad, no lo veía fácil para mí.

Se lo comenté a mi familia, que es mi mejor consejera y me dijeron: “¿Por qué no? Si a ti te hace ilusión, adelante”.

A partir de ese día ha sido tan bonito, dejar la mente acampar a sus anchas, recordando tantos momentos  vividos en nuestra Semana Santa pilareña.

Sobre todo desde los últimos veintiún años, que marcaron para mi algo especialmente inolvidable, sucesos unidos entre sí. Tanto que podría decir que hasta me cambió la vida, creciendo aún más la fe, haciéndome más fuerte y valorando muchas cosas que anteriormente tal vez no las veía de la misma forma.

Hoy en primer lugar, mi recordatorio es, porque tiene que serlo, el primer Pregón que se dijo aquí en nuestro pueblo, a cargo de nuestro queridísimo Don Arsenio, hace ya veintiún años.

Casualmente dos meses antes de ese día del pregón, en el mes de Febrero, fue cuando tuve la suerte de que algo cambiase en mí, aunque suene raro, diré que gracias a una enfermedad, aunque todo quedó en un susto, pero aquel día lo pase mal, pues las palabras del médico me sonaban a lo peor.

Cuando llegué a casa, después de haber escuchado todo cuanto el especialista me había dicho, me sentía muy asustada, y sin saber cómo,  en ese preciso momento, pensé en la Virgen de la Esperanza, la cual iba a ser coronada el Domingo siguiente. Pensando en Ella, en la Virgen, y en el día de su coronación, y sin apenas darme cuenta, se dibujaron en mi mente cinco estrofas dedicadas a Ella. Podría decir que la Viren de la Esperanza alumbró el nacimiento de mi inspiración, y a partir de ese momento ésta fue creciendo de una forma preciosa, la cual acaba de cumplir veintiún años.

No me siento poeta, me siento privilegiada por haber vivido algo tan maravilloso. Sintiendo como un toque divino que la Virgen me dio. Despertando en mi mente como una luz que me alumbra y me guía cada vez que escribo mis poesías, sobre todo las que escribo dedicadas a nuestras imágenes cualquiera que sea el motivo: bien por las procesiones, traslados y por supuesto la Serenata a nuestra madre la Virgen del Pilar; o cualquier petición que se me haga, es siempre muy satisfactorio, poder escribir a la Virgen o a Jesús, su hijo. Desde el principio han sido siempre mi gran fuente de inspiración. Es más, parece como que alguien me fuese dictando cuando escribo poemas para nuestras imágenes, pues a veces creo que es verdad, que es Jesús y nuestra Madre del cielo quienes me ayudan, quien me dice cada palabra o quien me toca el corazón haciendo surgir pensamientos hermosos, sentimientos que están ahí y sin ayuda tal vez no fuese capaz de escribir y exteriorizar.

Y siguiendo el recorrido de casualidades maravillosas, pues así es, cuando supe que Don Arsenio venía a decir el que sería el primer Pregón aquí en nuestro pueblo, en nuestro Templo, dedicado a nuestra Semana Santa, a nuestras preciosas imágenes, también me atreví a escribir un pequeño poema dedicado a Don Arsenio. El que sería mi segundo poema.

Se lo comenté a Don Mariano, y como siempre, me animó. Tuve el gran privilegio que a pesar de los nervios e inexperiencia pude leerle su poesía, la que con tanto cariño había escrito para él. También supuso para mí una gran satisfacción, por tener esos comienzos escribiendo en todos los acontecimientos más hermosos, y el que fuese Don Arsenio me hizo mucha ilusión, pues le tenía un gran cariño.

Así, fue surgiendo todo paso a paso lentamente, viviendo cada Semana Santa con mucho amor e ilusión, deseando que llegase el Domingo de Ramos para poder recitar un nuevo poema a la Virgen de la Esperanza, y al Cristo crucificado.

También cada año me pedían si podía escribir a otras imágenes y para el libro de la Semana Santa. Y durante varios años lo hice. Me sentía tan bien al ver reflejado mi sentimiento en forma de poesía. Era algo que no se explicar, pues cada imagen nos transmite algo tan hermoso, y es como poder decir: “esto es mi sentimiento y así vivo yo nuestra Semana Santa, la más hermosa para cada pilareño”. Cada uno desde su lugar, sus vivencias o experiencias, pero ahí estamos todos tan unidos, cada uno cumpliendo una misión. Pero a la postre, todos intentamos apoyar y engrandecer nuestras hermosas procesiones dentro de nuestras posibilidades. Eso tan hermoso que a todos nos une, teniendo en mi mente dibujado ese recorrido por las calles de nuestro pueblo. Calles llenas de recuerdos, esquinas en donde hemos derramado alguna lagrima al ver venir la procesión, expectantes porque todas las imágenes nos duelen, sí nos duele pensar que aquellas vivencias de María como madre, que tuvo que soportar el más grande de los dolores, que fue el horror de ver maltratar a su hijo, crucificarle, y también verle morir, y soportarlo todo con angustia y dolor en su corazón, y mucho amor y esperanza, la esperanza de que aquello no sería el final.

Recuerdos de infancia de calles empedradas, de calles desiertas de toda modernidad, pero plenamente llenas de gente asomada, para ver las pocas imágenes que salían a la calle en cada procesión. Era todo tan bonito, tan sencillo, tan emotivo, que aunque el sentido de la emoción y los sentimientos no cambian, pero sí en quienes tenemos ya una edad. Comparamos y vemos con asombro y alegría, al mismo tiempo que nuestras raíces son capaces de brotar de ellas, lo más grande como algo mágico, porque las raíces de un pueblo son nuestros antepasados. Ellos nos enseñaron y nos llevaron de la mano, por el camino que nos hizo llegar hasta aquí, inculcándonos en la fe. Esa fe que sin ella es imposible ser feliz e ir superando peldaños, algunos demasiado altos que crees que no vas a ser capaz de poder subir, y no dices “Señor no puedo”, le dices con todo el corazón: Señor déjame apoyarme en ti, ayúdame a subir, porque a mi sola me cuesta un poco”, y esa fe es la que te vuelve a dar la mano para continuar caminando.

Entonces piensas: “Yo he vivido todo eso, ya soy muy mayor, pero esos años han ido dejando unas huellas imborrables, unas demasiado hermosas, otras no tanto, pero entre todas han formado ese camino que ha ido quedando atrás, por el cual ya no vamos a pasar otra vez, pero que lo hemos de tener como un referente de lo que hemos hecho y vivido a lo largo de todos estos años, los que han ido marcando nuestro recorrido, el cual nos reconforta al pensar que las cosas no son casualidades, son bendiciones, haber vivido toda una vida en un lugar privilegiado

Sus costumbres son también nuestras costumbres, sus tradiciones las vivimos desde tan cerca, con tanta intensidad, que también forman parte de nuestras vidas, pues sin ellas no sería lo mismo.

Tantos años acompañando la procesión con la tradicional mantilla, donde nos damos cita tantas mujeres vestidas de luto, bien acompañando a la Virgen de la Esperanza el Domingo de Ramos, o el Viernes Santo, porque vamos a acompañar el Santo entierro.

Yendo tras cada trono, cada paso sintiendo dentro de sí un sentimiento, un algo que no se puede explicar, al igual que tantos penitentes. Pequeños y mayores, no importa la edad, pues es algo muy hermoso poder contemplar, como la familia se une, porque es algo tan grande que hay que vivirlo todos juntos.

Es por eso el estar hoy aquí rememorando toda una vida de fe, de esperanza, de amor por nuestras procesiones, por esta hermosa tradición, que ya ha dado comienzo un año más, como lo es toda la preparación para celebrar nuestra gran Semana Santa.

Preparándonos también nosotros lo mejor posible, para estar dispuestos a acompañar a Jesús en esos días tristes, asistiendo a cada acto conmemorativo referente a la pasión y muerte de Jesús. Todos esperamos y deseamos poder participar intensamente, sabiendo que en algún momento vamos a sentir esa emoción que transmite cada paso.

Cuando costaleras y costaleros ofrecen su hombro, llevando ellos a Jesús o a su Santísima madre, María Santísima, que lo acompañará reviviendo todo el calvario que él vivió, teniendo que soportar ella tanto dolor y sufrimiento en su corazón.

Semana Santa en la que todas las bandas de música, cornetas y tambores  rompen el silencio cada noche en sus ensayos. En esas frías noches no cesan, todos ilusionados por aprender un nuevo toque, una nueva marcha. Buscando siempre lo más perfecto, lo más bonito que cada uno sabe y que con tanta ilusión acompañarán a todas y cada una de las imágenes que salgan a procesionar la semana grande pilareña.

La cual es la celebración con más participación ciudadana, desde los más pequeños hasta los más mayores, donde al menos tres generaciones nos damos cita para salir por nuestras calles, acompañando a cada paso, cada imagen, cada cofradía. Viviendo y compartiendo emociones, pensando que algo hermoso vamos a celebrar, el pueblo entero y quienes se dignen a visitarnos en estas fechas tan especiales.

Todos lo viviremos desde nuestra fe, pidiendo al Señor y su Santísima Madre que queremos seguir paso a paso, día a día, el camino de la fe, de la esperanza y de la Humildad.

En esta tierra tan hermosa
Con el nombre de Pilar
En la que perfuma la rosa
El clavel  la azucena y el azahar.

El olor a tomillo y romero
Que desde el monte nos llega
Se entremezclan a un tiempo
Con la brisa marinera.

Esos aromas tan nuestros
Son como nuestro calendario
Sabemos que cuando llegan
Es que nos están recordando.

Que se acercan unas fechas
Que no podemos olvidarnos
Y los perfumes nos llegan
Regalo del mar y del campo.

Envolviendo el olor y la brisa
Nuestro pueblo, nuestra casa
Esos olores son como la insignia
Que define a Pilar de la Horadada.

Es tiempo de prepararse
Para algo tan especial
Nuestra tan hermosa y grande
Semana Santa del Pilar.
Los pilareños preparamos
Con fe amor y emoción
Y cada año todos celebramos
La pasión, muerte y resurrección.

Capas hachotes y túnicas
Cada pilareño se prepara
Queriendo que sea única
Nuestra gran  Semana Santa.

Sobre un pilar está
Con su hijo en los brazos
Nuestra madre celestial
Con amor contemplando.

Como si un Rosario fuese
Cada cuenta una oración
Unidos todos los feligreses
Se va formando la procesión.
Cada uno de esos pasos
Desprende un sentimiento
Es ternura es emoción
Es el sentir pilareño.

Llega el Domingo de Ramos
Y la expectación es tan grande
Está todo el pueblo esperando
La llegada de Jesús Triunfante.

Cada año se hace más emotivo
Esa preciosa entrada triunfal
Las palmas y ramos de olivo
Son signos de bendición y de paz.

Esperando estamos los pilareños
Ese momento de gran emoción
Todos, mayores y pequeños
El momento de la bendición.

Es la hora de la salida
Porque hay que procesionar
Desde ese punto de partida
Nuestras calles del Pilar
Se convierten en comitiva.

A la Esperanza Pilareña
También el Domingo de Ramos
Costaleros, Nazarenos y mantillas
A la Virgen acompañamos.

Sale nuestra Esperanza
El Domingo por la tarde
Todos le dicen guapa
Cuando pasa entre varales.

Siguiendo el recorrido
De esta hermosa procesión
Acompañando esperanzada
A Jesús, Cautivo del Amor.

Pensando en ese momento
Y en ese gran significado
El Amor y la Esperanza
Juntos irán procesionando.

Ya es Miércoles Santo
Noche de gran emoción
Todo está preparado
Da comienzo la procesión
En la calle de la amargura
En la cual se encontrarán
Nuestro Padre Jesús Nazareno
La Verónica, la Dolorosa y San Juan.

En ese emocionante encuentro
El que con fe y devoción vivimos
Acompañando ese gran momento
Nuestra Señora, Consuelo de los Afligidos.

Los días pasan lentamente
Hasta llegar el Viernes Santo
Es tan intenso y latente
Porque saldrán todos los pasos.

La calle de San Isidro repleta
Porque es el punto de partida
También tambores y cornetas
Todos de nuevo se darán cita.

Abre el paso de la Convocatoria
Cruz solitaria, el sudario cae sobre ella
Enmudecida cuenta una historia
La vida de Jesús aquí en la tierra.

La Cruz representa dolor
La cruz significa Calvario
Que en ella Jesús padeció
Y murió por los cristianos.

La concentración se abre paso
Ya sale el Santo Entierro
Es el Cristo de la Eucaristía
Quien bendecirá este pueblo.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo
Es la fe que nos ayuda y nos guía
En ti Jesús hemos visto
Un reflejo de vida y alegría.

Va tu imagen acompañada
De cofrades fervorosos
Túnicas blancas, capas doradas
Sangre derramada por nosotros.

Sigue avanzando la muchedumbre
Como queriendo buscar la Gloria
Pues es tan tierna valiente y dulce
La Imagen, de la mujer Verónica.
Hizo algo tan heroico sin pensarlo
Limpió el rostro de Jesús, que abatido
Su faz se impregnó en el paño blanco
Que la Verónica  lleva siempre consigo.

Ella la Mujer Verónica
Hizo esa grandiosa heroicidad
Abriendo paso entre el gentío
Su cara divina quiso limpiar.

Nuestro Padre Jesús Nazareno
Caminando con la cruz a cuestas
Sin fuerzas avanza, mirando al cielo
Es la Imagen del dolor, sin respuesta.

Lleva corona de espinas
Tiene la cara desencajada
Es su carita sangrante y divina
Reflejo de agonía, dolor del alma.

Siguiendo a Jesús Nazareno
Va la Virgen de la Esperanza
Feliz sabiendo que el cielo
Espera al hijo de sus entrañas.

Porque el Padre le está esperando
Junto a Él tiene un lugar en el cielo
Tras ese largo y amargo paso
Ese es nuestro único consuelo.

Esperanzada le seguirá
A lo largo de ese camino
Segura de que el dolor pasará
Y abrazará de nuevo a su hijo.

De Jesús yo voy buscando
Una huella en el sendero
Es su sangre un reguero
La que él fue derramando.

Sujeto sobre el madero
Su cuerpo clavado va
Siendo esos clavos de acero
Que a ti te hacen sangrar.

Espinas sobre el camino
Lágrimas sangre y dolor
Que triste y doloroso Señor
El calvario que has sufrido.

Porque tú eres el hijo
A quien todos adoramos
Señor poder pedimos
Quitar la sangre y los clavos.

Piedad Señor, Piedad
Desprenderle de la cruz
Su Madre  le sostendrá
En sus brazos a Jesús.

Sigue triste y desolada
La Imagen de la Piedad
Madre dolida y apenada
Por esa cruda verdad.

Piadosa Madre del Señor
Tu dulzura y tu bondad
Es el más grande consuelo
Del Cristiano mortal.

La Procesión avanza
La Piadosa va siguiendo
El cuerpo de Jesús que descansa
Porque Jesús ya ha muerto.

Es el Cristo Yacente
Cuan triste testimonio
Tras un largo y doloroso calvario
El murió, por amor a nosotros.

Yace Jesús en la cama
Desfigurado su rostro esta
Su cuerpo ya descansa
Al tercer día resucitará.

Con lágrimas en los ojos
Puñales en su corazón
Nuestra Madre Dolorosa
Va rezando una oración.

Han matado a su hijo
Fue testigo de su agonía
Crucificado le ha visto
Y era a quién más quería.

Le sigue muy apenada
Sin poderse contener
Pidiendo con voz quebrada
Tened Piedad de Él.

Ha pasado el Santo entierro
Todos hemos asistido
Nazarenos, costaleros Penitentes
Vamos todos muy unidos.

Unidos todos de corazón
Con fe amor y solemnidad
Celebramos la muerte y la pasión
En nuestro pueblo del Pilar.

Gente que con velas iluminan
Siempre dando gracias al cielo
Con los pies descalzos caminan
Sus promesas van cumpliendo.

Ya termina el recorrido
Cada Trono representa
Esos momentos tan emotivos
De la vida de Jesús en la tierra.

Ansiosos todos esperaremos
El momento más emocionante
El Domingo contemplaremos
El encuentro de Jesús con su Madre.

Nuestra Señora de los Dolores
Con los brazos abiertos le acogerá
Es el momento más emocionante
Que vivir se pueda jamás.

Es momento de recibir con alegría
Con fe amor y mucha emoción
Pues ha llegado por fin el día
El Domingo de Resurrección.

Es el Domingo Glorioso
Ha  acabado el calvario y la pasión
Se encuentran Jesús y María
Es Domingo, Es la Pascua del Señor.

Aquí acaba mi pregón
Aquí acabo de cumplir
Un momento de satisfacción
Que no sabría describir.

A la junta mayor al completo
Gracias a todos de nuevo
También a las ocho cofradías
Y a los que os halláis en el Templo

Gracias a todos por prestar
Tanto respeto y atención
Deseando haber podido llegar
Con mi lectura a algún corazón.

A todos los que de alguna forma
Me habéis hecho este regalo
A Dios le pido que desde el cielo
Pueda a todos recompensaros.

También mi agradecimiento
A nuestro cura párroco Dº Jose Antonio
Y a nuestro Vicario Dº Germán
Por todo su cariño y apoyo.

Que junto a Mari Carmen Villaescusa
Al igual que mi familia
Han sido pilares tan importantes
Imprescindibles en este día.

Doy gracias a Dios esta noche
Por la fuerza que me ha dado
Gracias familiares y amigos
Por el cariño demostrado.

Y porque siento que algo divino
Me ha estado ayudando
Doy gracias a Dios por la luz
Que desde el cielo me ha enviado.

Esperanza Carrasco 17-03-2018


PREGÓN DE SEMANA SANTA DE PILAR DE LA HORADADA

ABRIL DE 2017.
D. Ángel Manuel Pujol de Gea.

Paloma Gómez Barrero
PREGÓN DE SEMANA SANTA DE PILAR DE LA HORADADA

MARZO DE 2016.
Paloma Gómez Borrero.

reverendo
PREGÓN DE SEMANA SANTA DE PILAR DE LA HORADADA

MARZO DE 2015.
Por Don Francisco Rafael Morató Boronat

Señor Cura párroco, vicario parroquial, amigo Don Ginés, sacerdotes de la parroquia y Consejo Parroquial, Señora presidenta de la Junta de Cofradías de Semana Santa de Pilar de la Horadada y Junta directiva, Cofrade distinguida, Señor presidente de la venerable asociación Ntra. Sra. del Pilar, Señor Alcalde y miembros de la Corporación municipal, queridos hermanos en Cristo.

 

Quiero comenzar este pregón recordando a mi madre, que tánto amaba al Pilar y a su gente, a Ramón Eugenio, a tanta y tanta gente buena, amigos y feligreses de esta querida parroquia del Pilar que ahora están escuchando este pregón desde el cielo.

 

A quienes están ahora aquí, a los que nos ven por la televisión, redes sociales, etc; a quienes nos ven desde la otra vida, a todos en esta tarde quiero pregonar, porque así se me ha pedido y yo he aceptado tan gran honor, que la Semana Santa es la Gran Fiesta de la Vida. Sí, es la fiesta de la entrega del Señor en la Cruz, es la fiesta de la Alianza Nueva y Eterna, es la fiesta de la Paz con mayúsculas, es la fiesta del Amor sin medida, de lo Eterno. En la Semana Santa tenemos la ocasión de encontrarnos con el profundo sentido de nuestra existencia. Pilareños y pilareñas, no vivimos para nosotros mismos, la vida no empieza y acaba en nosotros mismos, nuestros amigos y familiares difuntos no han muerto, lo sabemos, ¡viven! Porque el Amor es más grande que la muerte, porque eran de Cristo y lo son.

 

 

Como pregonero de este año 2015 quiero deciros a cada uno personalmente, susurrando a tu oído que Cristo desea ardientemente pasar esta Pascua contigo. ¡Quiere estar contigo! Quiere disfrutarte en cada momento de la Semana Santa, en la música y en el silencio, en el secreto de una confesión y en el momento especial del Domingo de Ramos con la imagen de Jesús triunfante sobre ese hermoso trono que hace años fuimos a encargar un día de invierno a Ciudad Real Enrique, su presidente, Emilio, Salvador Lucas y yo. Trono que tuve el honor de bendecir y que va sobre los hombros de hombres buenos.

 

 

Quiere Jesús disfrutarte en el viacrucis infantil y en el viacrucis del Viernes de Dolor, en esa silenciosa noche de tambores y Palabras en la que, tras haber celebrado la misa con Nuestra Señora de los Dolores y tener la ocasión de confesar en la Parroquia, sale el Cristo Crucificado a manos de los hermanos Escudero Albaladejo y miembros de la Cofradía. Noche cayada, noche de mirar en el Silencio de nuestro recogimiento al Amor sin Medida, al Jesús que, camino de la Cruz nos va dando, estación tras estación, hasta la última gota de su sangre, de su redención salvadora.

 

El Domingo de Ramos amanece con las Comunidades Neocatecumenales y sus palmas verdes, el Mercadillo Solidario de Manos Unidas, con Fina; su presidenta, Isabel, Emilia, Angelita, Marisol, Rita, María Fernanda, las jóvenes del Coro y más gente que ahora no soy capaz de nombrar. Los niños van apareciendo con sus palmas preciosas y su ropa nueva, se ven costaleros por las calles, camino de la Plaza San Francisco. Don José Antonio, vuestro querido cura párroco con don Victor, querido vicario, comienza la misa en la Plaza de San Francisco bendiciendo las palmas, ramos medallas… Ese día hay familias cristianas enteras que van a recibir a Jesús triunfante con palmas y ramos de olivo, con alegría porque Jesús entra en nuestra vida como Jesús entró en Jerusalén. No es un domingo normal, es el Domingo de Ramos, es día especial es día de fiesta y anuncio de la Semana Santa, ya se ven ese día los balcones y las ventanas con las palmas bendiciendo cada hogar.

 

Llega la tarde y aparece, al terminar la misa de la tarde, con una avalancha de costaleros, de mantillas, cofrades, amas de casa, incienso… Nuestra Señora de la Esperanza Pilareña, esbelta bajo su palio, con decenas de velas hermosas encendidas para acompañarla en su dolor de madre, con esas hermosas piezas procesionales tocadas por la Unión Musical Horadada y, algunas cantadas por sus costaleros. Ella es como el Domingo de Ramos: triste y esperanzada. Es como la vida misma, tan cargada de momentos de crisis, de dificultades, de enfermedades, de traiciones, de decepciones, de limitaciones, de dolor, etc… y al mismo tiempo llena de esperanza al saber que cada suceso que ocurre en nuestra vida es para nuestro bien. Que el Señor no permite que la prueba supere nuestra capacidad. Que de cada hecho de nuestra vida aprendemos y crecemos en lo que el Señor tiene pensado.

 

 

 

El cura del Pilar de la Oradada,

Como todo lo da, no tiene nada,

 

Para él no hay más grandeza

que el amor que tiene a la pobreza.

Careciendo de pan, con alegría

lleva paz de alquería en alquería.

 

Está el pueblo fundado sobre un llano

más grande que la palma de la mano,

y a falta de vecinos y vecinas

circulan por las calles la gallinas. 

 

Pueblo feliz, que olvida el mundo entero;

que tiene ante la iglesia una plazuela,

iglesia que es más grande que la escuela,

y escuela que es más chica que un granero.

 

Echó al cielo una olímpica mirada

buscando la repuesta en las estrellas,

mas como nada le dijeron ellas,

el cura del Pilar no dijo nada.

 

 

La fe es esperanza, es el lazo que nos une a Cristo, este año sale Jesús Cautivo del Amor. El punto de unión con Él. Nuestra adhesión voluntaria a su persona y a su misión liberadora. Creer en Cristo es esforzarse en seguir sus pisadas, es fiarse de Él, es estar seguros de que nunca nos fallará, aún cuando la tempestad arrecie y nada parezca tener sentido. Es esperarlo todo de Él. Es no temer ante el futuro y la muerte, porque sabemos que siempre estará con nosotros. Creer es sentirse pequeño, pero fuerte en Cristo, es amarle en el prójimo, sabiendo que sólo Él nos lo pagará, como lo sabía don Manuel Puigcerver Campillo, el Cura de Pilar de la Horadada del que habla don Ramón de Campoamor.

 

 

El Miércoles Santo la noche comienza con ese revuelo por las calles con nazarenos de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores vestidos de azul, los de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Cañada con sus colores granate, con sus romanos, etc… Tengo un entrañable recuerdo de esta noche, aún veo a Ramón Eugenio esperándome mal aparcado cerca de la casa parroquial para ir a hacer la oración y bendición de los cofrades de la Dolorosa en la calle Mayor, conversando llenos de ilusión… Al llegar allí esperaban costaleros y costaleras con todo ya preparado: la preciosa imagen de Nuestra Señora Consuelo de los Afligidos y la de San Juan Evangelista, cedidas por la familia Rosique Moya, etc.. Sólo quedaba la oración y la bendición para salir al encuentro del Hijo de Dios amado.

 

 

A continuación íbamos a la calle Isla, encontrábamos a costaleros y costaleras del Nazareno y de la Santa mujer Verónica. Pronto de hacía silencio, se bendecía el romero que después se llevarían a la Cañada y a cada casa.

 

 

Es el Encuentro en la calle de la amargura. Es noche de ver a la Madre llorando ante su Hijo y saber que ella es Consuelo del Afligido. Sí, de tanta gente dolida por los golpes de la vida, golpes que han sido incapaces de encajar bien, personas con intenso y prolongado dolor del alma. Han sufrido por los golpes del egoísmo, del orgullo, de la avaricia, de la destructiva envidia, de la pereza, son los golpes del Maligno. Son golpes de un concepto sobredimensionado de uno mismo, de creer que uno es más que otro, de pensar equivocadamente que uno puede pisotear al otro y no consentir ser pisoteado. Es el dolor de la Mentira sobre uno mismo y sobre las personas que le rodean. Todo esto es la calle de la Amargura. En esta calle el pilareño, como Jesús, encuentra a su Madre…. Y con ella sobra. Con ella puedo pasar por el dolor sin juzgar ni devolver, con ella encuentra alivio mi aflicción, con ella veo cómo se sobredimensiona el concepto de mí mismo y ella, la Madre de Dios, me anima a vivir la Paz de la Humildad, ella es Nuestro Pilar.

 

 

Es ya Jueves Santo, en la mañana siempre hay sacerdotes confesando, la Iglesia abierta, el grupo de Liturgia ultimando detalles para la misa de la Cena del Señor. Día en que el Señor nos deja su testamento:

 

 

1º La Caridad en el Lavatorio de los Pies, esa caridad que vive todo cristiano con Cáritas, con todas y todos, Pepita, Onofre, Inés, los que día a día dais testimonio de amor a los pobres de este pueblo con la escucha, la entrega, la ayuda, la acogida, etc… Enhorabuena a este pueblo tan caritativo.

 

 

2º La institución de la Eucaristía en la Última Cena. Jesús nos deja el alimento redentor, el antídoto contra la picadura de la Serpiente, la gracia desbordante. Es el mismo Dios que se nos entrega en Sacrificio por nosotros. ¡Qué gran Misterio! Es donación total a todos, buenos y malos, dignos o indignos, a todos, a ti que hace siglos que no comulgas, a ti también. ¿Cómo no amar, Señor, la Eucaristía, si el corazón del hombre siguen hambriento? Y quieres Tú, Señor, que te comamos.

 

 

3º El sacerdocio. Qué gran regalo es para mí el haber recibido el orden sacerdotal. En mi pequeñez he experimentado la mano amorosa de Dios en mi vida y en la de tanta gente. Sacerdotes que se entregan al pueblo día a día, que llevan al Señor a todo el mundo. Que hacen presente a Dios en la Eucaristía, que llevan el perdón del Señor en la Confesión, que acercan y administran la gracia de Dios en todos los sacramentos. Ahora estoy en el Seminario Diocesano de Orihuela, allí tengo la alegría de ver que el Señor hoy sigue llamando a niños, jóvenes e incluso adultos para ser sacerdotes según el corazón de Cristo, allí hay dos seminaristas del Pilar, Jhony y Gabriel. Tened siempre presente al Seminario, en la oración y en la ayuda económica para que puedan llegar a ser sacerdotes todos los que el Señor llame. Y estad atentos a la llamada al sacerdocio aquellos a los que puede que el Señor esté llamando y no quieren hacerle caso.

 

 

La noche de Jueves Santo es silencio y oscuridad con el Cristo Crucificado, es acompañar a Jesús en la noche que va de Herodes a Pilato, es incomprensión, es escándalo de dolor sin sentido, pero asumido como cumplimiento de la voluntad del Padre. Doy la enhorabuena a la Cofradía por esa nueva imagen en la que tanta ilusión puso Ramón Eugenio días antes de morir. Es como su testamento. Es una imagen que habla por sí misma, que muestra al Jesús lleno de amor en su dolor por nuestra redención.

 

 

Esta noche queda la Iglesia abierta velando y orando cada cofradía con el Señor en el Monumento de la Eucaristía. En el silencio de la oración el Señor nos dice confidencias maravillosas. Nos sentimos llamados por Él a seguirle también en el dolor de los insultos, falsas acusaciones, etc…

 

 

Es ya Viernes Santo, amanece con la Iglesia abierta porque el Santísimo está en el Monumento. Silencio, puerta del confesionario que se abre y se cierra entrando y saliendo buenos cristianos que no quieren que se les pase el precepto pascual del mandamiento de la Santa Madre Iglesia de confesar al menos una vez al año, en peligro de muerte o si se ha de comulgar. Entradas y salidas a visitar Monumentos de otros pueblos, de la Torre, de Campoamor, de San Pedro, San Javier….

 

Viernes Santo, a las tres de la tarde, la hora de Nona es la muerte del Señor. En su hora solar de las cinco de la tarde celebramos el Oficio de la Muerte del Señor. La muerte, el sinsentido, la pared, la limitación, la catástrofe, el bloqueo. La muerte de la que muchos se pasan la vida huyendo, escapando pensando que nunca les va a alcanzar. La muerte con su aguijón terrible, con su mazazo incontestable, con su frialdad severa, con su negación a toda alegría, risa, esperanza.

 

 

Así da comienzo la procesión del Santo Entierro, Solemne y llena de trajes de nazarenos, Pasa la Cruz de la convocatoria a hombros de personas de otros países que vinieron a vivir con nosotros y que, se ofrecieron un día a Ramón Eugenio y a mí para ser costaleros. Pronto encontramos la mano generosa de José Samper, Pepeterio, regalando el trono, como así hizo después con el trono del viacrucis infantil. La Cruz de los labradores, es la  Piedad de Nuestra Señora teniendo a su hijo sobre sus manos, es una gozada contemplar al Cristo de la Eucaristía, tan hermoso, con una mirada especial que los herederos de don José Sánchez Lozano quisieron que todo el Pilar la contemplase. Pasa Jesús Nazareno con esas manos de trabajador por la salvación de nuestras almas, junto a la mujer Verónica, compadecida de su dolor. La Esperanza Pilareña, la Cruz de los labradores y, tras ella, Solemne la Cama, el Cristo Yacente, pálido por la muerte, sobrio, silencioso, teñido de rojo a su alrededor, de sangre derramada por amor. Es el marqués de la Vida, aunque ahora lo veamos muerto, es el hombre del Pilar que se enfrenta a la muerte con fortaleza porque su profunda fe le dice que no todo termina en la muerte.

 

 

Tras el Yacente viene San Juan, el discípulo amado. El joven que no negó a Jesús, el imprudente e inconsciente que no teme a la muerte ni a la cárcel ni a la persecución. Es valiente San Juan porque se apoya en la Fe y la Fortaleza de La Santísima Virgen María. Se agarra a Ella con miedo y valentía. Ella, Nuestra Señora de los Dolores es una gran mujer porque tiene puesta su fortaleza y esperanza en Dios. Llora como Madre y creyente, padece al ver agonizar a su Hijo, al mismo Dios. Ella no huye del sufrimiento, no se desespera, espera contra toda esperanza. Ella es madre, es robusta es el Pilar de nuestra existencia, es Fortaleza en la Fe, Seguridad en la Esperanza y Constancia en el Amor.

 

 

Es Sábado Santo, es día de estar con la Madre, de contemplarla en el luto y dolor, de estar con aquellos que perdieron un ser querido. Todos perdimos un ser querido. Mirar a la Santísima Virgen María y quedarnos con su confianza en Dios ante el dolor. Pedirle a ella su misma fe para afrontar nosotros nuestro dolor.

 

 

La Vigilia Pascual es ya la noche que se junta con el día, es el amanecer de la Vida. En ella vivimos la Luz de la Fe, la Voz de la Palabra de Dios, que siempre da sentido a nuestra vida, la renovación de la promesas bautismales con el agua purificadora y renovadora de la Pascua y la Eucaristía.

 

 

Domingo de Resurrección amanece con el silencio de la Madre y Juan, el discípulo amado que van en busca de Jesús en el Sepulcro. Van de luto, la Virgen de los Dolores lleva mantilla negra. No se encuentran con el Señor muerto, sino con Jesús vivo en la Eucaristía, con Jesús Resucitado: El es la Buena Noticia, Él vence a la muerte. Los cristianos en la Pascua nos adherimos a Cristo en su muerte para vivir con Él la Vida Nueva.

 

¡Feliz Semana Santa!

 ¡Feliz Pascua de Resurrección!

 

 

Francisco Rafael Morató Boronat

241PREGÓN DE SEMANA SANTA DE PILAR DE LA HORADADA
5 DE ABRIL DE 2014.
Por CONCEPCIÓN PATIÑO PÉREZ

Virgen Madre del Pilar,
con tu mirada piadosa
eres la imagen más hermosa
que se pueda contemplar.
Por eso quiero implorar
que me dejes adorarte,
pues no me canso de amarte
y contigo quiero estar.
Quiero pedirte mi Reina,
mi Emperatriz, Soberana,
que quiero compartir tu pena
contigo y tu Hijo del alma,
quiero hacerme Nazarena
y procesional contigo,
en la Vida Verdadera.
Rvdo. Sr, Cura Párroco, D. José Antonio.
Rvdo. Sr. Vicario Parroquial, D. Víctor y Sacerdotes de la Parroquia.
Sra. Cofrade Distinguida.
Sra. Presidenta de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades.
Sras. y Sres. Presidentes de las Ocho Cofradías.
Sr. Presidente de la Venerable Asociación Virgen del Pilar.
Sras. y Sres. Presidentes de las diversas Asociaciones Religiosas.
Sr. Alcalde y Miembros de la Corporación Municipal.
Sras. y Sres. A todos, muy buenas noches.
Abrumada aún por la confianza y las muestras de afecto recibidas en todo momento, soy consciente del inmenso honor que me habéis otorgado Por eso desde la responsabilidad y sabiendo, que por aquí han pasado grandes maestros en la oratoria, humildemente y con todo respeto, me atrevo a proclamar este Pregón de la Semana Santa de Pilar de la Horadada 2014.
Deseo dedicar este Pregón a todos los que han trabajado, poniendo sus vidas al servicio de su Semana Santa, en las distintas Cofradías, pero que ya no están entre nosotros. Y hemos de mirar al cielo en recuerdo de ellos, porque con su esfuerzo y su fe, hicieron posible que hoy, la belleza de la Semana Santa de Pilar de la Horadada sea conocida y admirada en muchos pueblos y ciudades de España. Estoy segura de que a todos, los tenéis en vuestra mente y en vuestro corazón. Yo también los tengo en mi mente y en mi corazón, a todos. Una de ellas fue durante años la Presidenta de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Apóstol y Evangelista. Purificación Pérez, mi prima. Para todos ellos mi respeto, mi cariño y mi admiración.

Tras las huellas de Jesús
Cada año, cuando el aire nos trae la voz maternal de la primavera y abril derrama sus flores, con aromas mezclados en perfume de incienso, y por las calles de nuestro pueblo se ve un revuelo de capas, túnicas y capirotes, que a imitación del arco iris inundan decolores los sentidos. Y también las bandas de cornetas y tambores se preparan para ir tras de los pasos… a veces más alegres… a veces mas tristes, según el momento. Cuando todo eso lo vemos por la calle, todos ensanchamos el corazón y decimos: ha llegado la Semana Santa, la semana de la Pasión del Señor.
Y así cada año volvemos a beber del manantial de la fe. Porque en estos días, en todos los corazones que aman a Dios, se declara el tiempo de Gracia. El tiempo de proclamar la verdad más grande. Que Dios nos ama. Y nos ama ¡tanto! que es capaz de dar su Vida por nosotros. ¿Alguien ha conocido amor más grande? Esta es la gran catequesis para los creyentes, y también para los que no lo son tanto. Pero los creyentes tenemos una ventaja, que tenemos ojos en el cuerpo y en el alma, por eso podemos ver más allá de lo que mente tenemos delante, sentimos que otros no puedan ver con esos ojos, que también los tienen, pero lo olvidaron. Y las cosas del alma no se pueden olvidar, Por eso, es muy importante recordar, que cada paso, cada trono, que veamos estos días en nuestras calles, es un mensajero de Dios y los pies de ese mensajero son los pies de Jesús. En su día hubo un tal Simón de Cirene que ayudó a Jesús a llevar la Cruz. Hoy los Cirineos, son los costaleros y costaleras, que con su ayuda, hacen posible el suave caminar del mensajero. Por eso nos gusta escuchar a Isaías, cuando dice:
“Que hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz,
que trae la buena nueva, que preg0na la Salvación.”

Cuando Isaías proclamaba estas palabras, ya nos estaba invitando a pregonar y a fijamos en los pies del mensajero. Y cuando yo estaba preparando este pregón, me di cuenta de que todos vosotros sois mensajeros de paz. Porque el mensajero trabaja mucho, camina mucho y por supuesto usa mucho el corazón. De todo eso, vosotros estáis sobrados. Y porque no se puede trabajar en las cosas del Señor y no ser mensajero de Él.
Por eso, si somos capaces de mirar, para conocer, y de sentir, para saborear nuestra Semana Santa, si contemplamos el sentido profundo y apreciamos lo externo sólo como la ventana por la que vemos la inmensidad de su contenido religioso, sólo entonces, conoceremos de verdad al mensajero y su mensaje. Por eso, no perdamos tiempo, acerquémonos nosotros también a contemplar los pies del mensajero que anuncia la Paz, a bendecirlos, a abrazarlos, a ungirlos. Traigamos con nosotros el perfume de nuestro agradecimiento, por las veces que esos pies han salido en nuestra busca hasta encontramos, porque nos han esperado en las encrucijadas de nuestros caminos, porque han marchado delante de nosotros cuando no sabíamos por donde ir, ó detrás de nosotros para defendemos del peligro y junto a nosotros, cuando nos creíamos solos. Esos pies se han detenido con todos nosotros, igual que un día se detuvieron junto al pozo de Siquem para esperar a la mujer samaritana y a la salida de Jericó, para aguardar a Bartimeo, y esos pies le llevaron al Tabor, en un momento de luminosidad y transfiguración, y a Jerusalén, a pesar del peligro que allí le acechaba. Una mujer los ungió con perfume y dos de ellas María Magdalena y la otra María, cuando Él les salió al encuentro en la mañana de la Resurrección, se pusieron a sus pies y le adoraron. Nosotros también queremos adorar esos pies y ser seguidores entusiastas de Él, pero a veces no avanzamos lo necesario y es porque los pies se mueven a impulsos del corazón, por eso necesitamos un limpio y amoroso corazón. Y podemos conocer el corazón de alguien a través de dos de sus emociones básicas. La compasión y la alegría. En Mc. leemos: “Al desembarcar Vio a mucha gente y sintió “compasión” de ellos, porque estaban como ovejas que no tienen pastor” Y en Mt. leemos: “En aquel momento Jesús se llenó de “alegría” y dijo: “Te bendigo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla.”  Mt y Mc, Nos han explicado con toda sencillez cómo es el Corazón de Jesús. Ese Jesús, que no sólo ha desgastado sus pies de tanto caminar, sino que también ha desgastado su corazón de tanto amar. Así es el Corazón de Jesús. Y si queremos apoyarnos en Él y descansar en Él, el viernes de dolores es un día para encontrar a Jesús y escuchar su mensaje. Cuando cae la noche le acompañamos en el Vía Crucis, sus estaciones nos van relatando la pasión del Señor. Y vemos, que su trono es la Cruz y su cetro el amor de los hombres. Él llega a ser un desheredado de todo, sin embargo no pide nada para Él, todo lo que pide al Padre es para nosotros. “Padre perdónales porque no saben lo que hacen.”
El amor de Dios en nuestras calles
Y después de haber vivido intensas emociones en el Vía Crucis, amanece un nuevo día. Y sentimos las calles de nuestro pueblo que ya están impregnadas de distintos olores, se mezclan palmas y ramos de olivo, flores e incienso, todo mezclado con los sentimientos de las horas previas. La Semana Santa pues, ha comenzado, y nos lleva como en volandas a un nuevo y luminoso Domingo de Ramos.
Y así con alegría y júbilo, miramos la entrada de Jesús Triunfante en Jerusalén. Benditas palmas y ramos de Olivo, bendito perfume de amor que brota de los corazones de los pilareños para formar una alfombra donde pisen los pies del mensajero, el Rey que anuncia la paz. Ese Rey llega a nuestro pueblo, corramos con alegría, hagamos la procesión más jubilosa junto a los niños hebreos, y gritemos todos…
¡Hosanna al Rey de Israel!
Vayamos delante de Él.
Y decid que ya es real,
clamad y vitoread que anunciamos,
que ya el domingo de Ramos
da comienzo en el Pilar.
Verdaderamente el Domingo de Ramos es un día lleno de emociones, después de recibir al Rey de la gloria, por la tarde es su Madre, la que pasea nuestras calles. Y ya la vemos venir, majestuosa, pero especialmente de mensajera, con la tristeza en sus ojos y la esperanza en su alma. Y ahí están también ellas las mujeres. Con una vida sencilla, pero con un corazón inmenso para amar a la Madre. Y siempre ha sido así, las mujeres nunca dejan sola a María y tenemos un ejemplo al pie de la Cruz. Sólo quedó Juan, las demás eran mujeres. Y así nuestra Madre, camina acompañada del grupo de mujeres. Ellas caminan con elegancia, vestidas de negro y negras mantillas cubriendo su cabeza, expresando así su dolor.
Tus mujeres que te adoran,
cubiertas con sus mantillas
te: piden Señora de la Esperanza
que cuidas de todas, las familias.
También los costaleros
sufren por el dolor de la Madre,
con lágrimas de hermandad,
pero el capataz les anima,
y ordena la «levantá”
Y aquí están los costaleros,
su balanceo es sublime,
su Esperanza la más bella,
y cuando alzan los brazos
al cielo suben con Ella.

Pero además hay alguien que alza su voz para convocar a todos los pilareños Porque nos va creciendo la conciencia de que para hacer camino con Jesús, necesitamos ir juntos, apoyando a los otros y dejándonos acompañar por ellos, contando con su fuerza y aprendiendo a sostener sus debilidades. Por eso gritamos impacientes como en el oráculo desde Seir. Así nos lo explica Isaías:
“Vigía, ¿Qué hora es de la noche?
Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión;
alza fuerte la voz heraldo de Jerusalén;
álzala, no temas, dj a las ciudades de Judá;
aquí está vuestro Dios”

Allí convocaba un Profeta. Pero nosotros también tenemos Profeta. Es el Paso de la Convocatoria. Es la Cruz que nos llama desde ese monte elevado y alzando la voz sin miedo nos dice; venid hijos del Pilar, que aquí, está vuestro Dios.
Y ahora, es Juan, el discípulo amado, tiene el rostro contraído y la mirada perdida, siente remordimiento, por no haber defendido a Jesús, hasta la muerte si era preciso, cuando le apresaron en el huerto de los olivos. Por eso fue junto a María y lloró ante ella pidiéndole perdón. Ella dijo a Juan, que el perdón para todos ya lo estaba ganando su Hijo a] entregar su vida. Pero Juan iba asustado detrás de Jesús, cuando llegaron a la roca llamada de la Calavera, seguía llorando abrazado a María, a Nuestra Señora Consuelo de los Afligidos. Sus pies de mensajera caminan detrás de Juan, porque quiere encontrar a su Hijo y consolarlo en su dolor. Sus ojos mirando al cielo le están pidiendo a Dios Padre; Escucha o Dios, la voz de mi lamento. Señora del Consuelo, queremos que nos sientas cerca. Queremos aliviar tu pena y enjugar tus lágrimas. Queremos hacer lo que tú hacías, guardar todas esas cosas en el corazón y meditarlas.
La noche ya está cayendo,
y Juan buscando: a María,
para el hacer de guía,
pues María ya está yendo
y al corazón respondiendo.
Ella quiere ver a su amado,
y Juan que ya se ha acercado,
acompaña a nuestra Madre,
pues el corazón le arde,
y al final le han encontrado.

Cuando el sol estaba en todo lo alto y caía a plomo sobre las espaldas de la comitiva, allí en medio del gentío iba Jesús el Nazareno, casi por el peso del madero y malherido por los golpes. Dentro de unas pocas horas, había terminado de beber su cáliz de dolor. A Él le hubiera gustado que todo terminara de otro modo. Pero sabía muy bien que no había otro. El pecado del mundo había cerrado todas las posibles salidas. Y Él se había hecho hombre precisamente para esto. Para salvar al mundo.
Entre el gentío hay una mujer de mucha piedad y ternura cristiana, Una mujer que en el camino del calvario, limpia conmovida el rostro de Jesús el Nazareno, rostro que queda impreso en el blanco lienzo. Este verdadero rostro, este – verdadero icono – se ha transmutado en el nombre de la mujer: Verónica. La Mujer Verónica de la Santa Faz. Ninguna otra, refleja mejor la ternura de la Iglesia, el afán de la Esposa de Cristo por limpiar este rostro dolorido y ensangrentado.
Con la mirada serena,
humilde escucha Jesús
que muerto será en la Cruz.
Aunque tu eres nazareno,
esta Cruz no es nazarena,
la Cruz es una cadena,
que el corazón de la Verónica rompe.
Y ahora las costaleras
al golpe del capataz.
caminan con mucho tiento,
pues la Verónica lleva en su lienzo,
la imagen de la santa Faz.
Nos dice el Evangelio de Juan, que; “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo”. Ese es el Cristo de la Eucaristía. Nosotros miramos su cara y vemos sus ojos mirando al cielo, en su boca una oración al Padre y en su mano su cuerpo partido y repartido por la salvación del mundo Sólo la humildad, es capaz de comprender en la Santa Eucaristía el amor de Cristo, el cual sobre— puja a todo entendimiento. El hace saltar ante nuestros ojos un río de fe, que nos llevará a otra tierra prometida aún más hermosa y definitiva. Nosotros tenemos puestas nuestras esperanzas en ese día glorioso. Porque sabemos que estamos embarcados en una aventura gloriosa. Convertidos en portaestandartes de un Reino del que dice Isaías, que; “ni ojo vio, ni oído oyó, lo que Dios tiene preparado para los que lo aman.” Por eso Él Cristo de la Eucaristía es el Pan que da la Vida con mayúsculas y para siempre. Es el mensajero que nos trae la Buena Nueva, el que nos afirma que, la Virtud de la santa Eucaristía nos curará completamente y nos transformara en hombres nuevos.
Por eso el cáliz de la pasión,
condensa toda mi vida,
que la entrego sin medida,
porque se que es salvación.
Y así lleno de gran alegría
y mucho más lleno me sirve,
lleno de grandeza humilde,
lleno de la Eucaristía.
El silencio de Cristo Crucificado, es lugar de encuentro con Él. Miras a Cristo en la Cruz y en el silencio descubres el mensaje. Porque el silencio en la vida interior, no es sinónimo de vacío, sino que en la mayoría de los casos manifiesta la existencia de un diálogo profundo cargado de riqueza. El silencio del hombre de fe. Decía el Hno. Rafael. “Que no es el silencio del que no tiene nada que decir, sino el silencio del que, teniendo muchas cosas dentro y muy hermosas se calla, para que las palabras que siempre son torpes no adulteren el dialogo con Dios.”
Contigo estamos clavados.
Y con mucha disciplina
y una vida decidida,
queremos ser transformados.
En esta noche de ensueño,
que hacen del silencio lema, y
con reverencia extrema,
hacen al silencio dueño.
La presencia de Nuestra Señora de la Piedad, con su rostro contraído, es una doble fuente de dulzura y de dolor, Aquel pequeño grupo al pie de la Cruz, aquella Iglesia naciente estaba allí por algo más que por razones sentimentales. María estaba unida a Jesús, pero no solo a sus dolores, sino también a su misión. Porque es a ésta Iglesia y a esta humanidad a quienes se les da una madre. Ese es el gran legado que Cristo concede desde la Cruz a la humanidad. Esa es la gran tarea que a la hora de la gran verdad se le encomienda a María. Es como una segunda Anunciación. Pero ahora ya no es un Ángel, sino su propio Hijo, el mismo Dios, quien le anuncia la tarea de ser Madre
¡Oh Virgen de la Piedad!
Aquí está tu corazón
al borde de la explosión,
porque ahí tienes clavada,
la figura más sagrada.
es el suplicio más duro.
La Cruz se ha quedado sola. A Jesús ya le han bajado. Esta es la Cruz redentora. Ella es humilde como lo es Jesús, es sencilla como lo es Jesús y está elevada sobre un trono sencillo también, pero preparado con mucho amor, como hace las cosas Jesús. Por eso cuando miramos la Cruz de los labradores, ella nos habla al corazón. Porque después de Jesús, el mejor mensajero es la Cruz.
Hazme una Cruz sencilla carpintero,
y trátame bien la madera.
Pues la tierra yo labré
en lo mejor de mi huerto,
el árbol que allí creció,
yo lo plante’ y lo cuide’,
los labradores sabemos:
cuándo el frutal está maduro
y cual es el punto en sazón,
para hacer de ese leño,
la Cruz de la redención.

Y ahí está Cristo Yacente. Cuando cerraron sus ojos tuvieron la impresión de que el mundo acababa de oscurecerse. Nadie hablaba. Pero Él no necesita hablar para comunicamos su mensaje. Él escribe en el corazón del hombre, escribe y calla, y así nos está anunciando algo nuevo y asombroso. Allí en el suelo, sobre la hierba las mujeres le lavaban y pensaban que el domingo volverían para hacerlo que ahora dejaban a medias. Pero Él ya no estaría allí, ellas aún no se habían dado cuenta de que el grano de trigo tiene que morir y desaparecer para dar fruto, para dar vida.
El hombre y Cristo Yacente,
cirio y túnica “cerrá”
corazón y alma desnuda
y un silencio sepulcral,
que sólo rompe el aliento,
que se oye al respirar.
Noche llena de dolor,
la tristeza está presente,
lloramos al Salvador,
han matado a un inocente.
¡Oh Señor! Que junto a ti
y en tu sepulcro tuviste,
a tu Madre dolorosa,
que participó en tu aflicción
haz que el pueblo del Pilar,
participe en tu pasión.
Hablar de la Virgen de los Dolores, es abrir los corazones de los pilareños y encontrar en su interior grabado el paso de años de devociones y antigua Semana Santa. Si miramos esos ojos, parecen dos jirones del mismo cielo y al mirarlos se nos llena el corazón de recuerdos y de atardeceres de plata, bañando la luna los tejados de este pueblo del Pilar. Siempre hemos buscado amparo bajo su hermoso manto y siempre hemos tenido un pañuelo guardado en nuestro corazón para limpiarle su llanto. Pero ella sabia que iba a reponerse de esta amargura. Y es que cuando dejó la tumba, después de darle el último beso a su Hijo, sintió que algo grande iluminaba todo su ser. Comenzaba a sentir el sol que nace de lo alto e iba llenándolo todo dulcemente. Ella sabía que estaba muerto, pero sentía que pronto le abrazaría, ese sentimiento golpeaba su corazón y su alma y la iba llenando de serenidad y paz. Cuando las mujeres dieron la noticia nadie las creía, pero María si. Ella sabía que estaba vivo, lo sentía en sus entrañas, su Hijo vivía. María tenía la fe intacta y su misión ya la había recibido al pie de la Cruz María porque veía sufrir a Jesús. Pero para María, Jesús, siempre estuvo resucitado en su corazón, y no tuvo ni necesitó otro consuelo que la fe. Por eso cuando Juan fue a por ella el domingo, para llevarla al encuentro de Jesús Resucitado y darle un abrazo, ella ya estaba feliz, porque el verdadero abrazo con Cristo, es el que se da en la fe y eso, nadie lo ha hecho mejor que María
Veo destellos de azul y blanco,
color de cielo y de mar,
los penitentes siguen su paso,
y entre el fervor de la gente,
la Dolorosa comienza a andar.
La brisa aun trae perfume,
de dolor y caridad
de encarnación y esperanza,
de angustia y de soledad.
Pero estamos en domingo,
domingo de “madrugá”
y el Señor resucitado
está en las calles del Pilar.
Porque Jesús ha vuelto a la vida.
La muerte ha sido vencida.
Ya no hacen falta farolas,
ni velas ni antorchas,
ha llegado luz salvadora
de este nuevo amanecer.
Y así nuestra Dolorosa,
ahora ya puede ver
que la llevan costaleras
y las manda una mujer.
La Semana Santa es una fiesta para los ojos, admiramos la belleza de sus tronos y vivimos una apoteosis del color. Cuando se ven pasar esas lentas hileras de nazarenos y el blando aleteo de sus capas, en un revuelo de abanicos de colores, nos ayudan a contemplar y a venerar las sagradas imágenes que van pasando, porque ellas son el corazón de nuestras Cofradías. Y hay que mirarlas con los ojos del alma y escuchar en silencio y con atención, para oír el mensaje que nos quieren transmitir. Y si llegamos a descubrir los pies y el corazón del mensajero, estaremos descubriendo su mensaje y también, como dice el Papa Francisco, la alegría del Evangelio. Esta es nuestra Semana Santa. Así la veo yo. Y este es nuestro pueblo. Un pueblo que está hecho de las manos que lo trabajan, de los tronos que recorren sus calles, del bullicio de sus fiestas. Y eso lo habéis hecho vosotros, los pilareños, con vuestro trabajo y por supuesto con el corazón.

23

Martínez Ramón, nace el 18 de marzo de 1980, en las Casicas, Pedanía de San Felipe Neri, Crevillente. A la edad de 5 años comenzó a demostrar sus dotes artísticas en pintura y modelado de arcilla, por lo que en 1988 fue a su primera academia de pintura en la localidad de Almoradí, bajo la tutela de Doña Tere Barrera. En el año 1990 ingresa en la academia de pintura de Crevillente, esta vez, contaba con dos grandes pintores del pueblo crevillentino, Don José Galiana y Don José Antonio Galván. En 1991 sintió la llamada de Dios e ingresó en el Seminario Diocesano de Orihuela, donde al concluir pasó al Teologado de Alicante para acabar sus estudios de teología. En el 2008 fue nombrado Vicario de la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar, en Pilar de la Horadada, donde el 4 de octubre de ese mismo año fue ordenado Diacono. El 4 de julio de 2009, después de ejercer su ministerio diaconal en ésta localidad, fue ordenado presbítero y nombrado profesor de dibujo artístico en el Seminario Diocesano y acompañante espiritual en el Colegio de Santo Domingo en Orihuela, donde aún hoy sigue ejerciendo dichos nombramientos. Durante los tres años de estancia en el Pilar, tuvo la oportunidad de dejar parte de su don artístico plasmado en la parroquia tras la elaboración artística de las puertas, vidrieras y azulejería, sin dejar de lado que estas obras fueron realizadas con un único motivo, ayudar por medio de su catequesis a fortalecer el encuentro con Dios. Al cabo de tres años en el Pueblo de Pilar de la Horadada, Don Rafael Palmero Ramos, Obispo de la Diócesis, lo nombró Párroco de la Parroquia de La Santa Cruz de Almoradí, (dicha Parroquia administra también las ermitas del Puente de don Pedro y el Saladar), y Vicario de de la Parroquia de San Andrés Apóstol de Almoradí y Capellán del Colegio de Santa María de la Huerta, dónde actualmente reside.

22

Rafael Palmero Ramos nació en Morales del Rey, Provincia de Zamora y Diócesis de Astorga, el 27 de julio de 1936, en una familia sencilla, siendo el segundo de seis hermanos. En su pueblo natal hizo sus primeros estudios, con otros 114 muchachos, bajo la dirección de Don Domingo Vicente, maestro nacional.

Llamado por el Señor al sacerdocio, cursa Humanidades, Filosofía y dos años de Teología en el Seminario Conciliar de Astorga. Pasa luego a Roma, como alumno del Colegio Español de San José y completa sus estudios eclesiásticos en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde se doctora en Sagrada Teología con una tesis titulada «Ecclesia Mater en San Agustín» (1968); y en el «Angelicum», Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, obtiene la licenciatura en Ciencias Sociales (1962).

Cursa estudios también en el Centro Internacional para la Formación Social del Clero de Roma en dependencia directa de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades, y recibe el título de Diplomado en Sociología Pastoral (1961).

Ordenado sacerdote el 13 de septiembre de 1959, en Astorga, en su Seminario Mayor desempeña de 1961 a 1965 el cargo de Secretario de Estudios y Profesor de Teología Fundamental y de Doctrina Social de la Iglesia, conciliando su actividad docente con la labor de Vicedelegado primero (1962-1963) y Delegado Episcopal de Caritas Diocesana después (1963-1968). Ministerio pastoral directo ejerce en la Parroquia de San Pedro de Rectivía (1967-1968).

Más tarde, Don Marcelo González Martín, Arzobispo de Barcelona, lo llama a la Ciudad Condal y le vincula a su Secretaría Particular (1968-1972). Forma también parte del Consejo Diocesano de Caritas de la Ciudad Condal, como Subdirector del Departamento de Comunicación Cristiana de Bienes (1968-1972), y preside el Patronato Diocesano de la Obra Benéfico-Social del Niño Dios (1969-1972). Ministerio pastoral directo ejerce en la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, de las Ramblas (1970-1972).

Con Don Marcelo marcha a Toledo en enero de 1972. El tres de octubre del mismo año se incorpora al Claustro de Profesores del Estudio Teológico San Ildefonso, para explicar Teología de la Acción Pastoral (1972-1996), Doctrina del Vaticano II y Catequesis del Papa (1972-1974).

El 14 de diciembre de 1972 es nombrado Vicario General del Arzobispado de Toledo, y en diciembre de 1974 Arcediano de la Santa Iglesia Catedral.

El 24 noviembre 1987 fue nombrado Auxiliar de Toledo y Titular de Pedena. Recibió la ordenación episcopal en la Catedral Primada el 24 de enero de 1988.

El 9 de enero de 1996 el Santo Padre le nombró Obispo de Palencia, tomando posesión de la Sede palentina el 17 de febrero de ese mismo año. En la Diócesis de Palencia, D. Rafael ha recorrido todas las parroquias, administrando en ellas el sacramento de la Confirmación y realizando la visita pastoral.

Ha llevado a buen puerto proyectos que ya estaban en marcha (Casa de la Iglesia, acondicionamiento del Museo Diocesano…) y ha realizado otros nuevos (restauración de la Catedral, de otros templos, reforma del Seminario Mayor y del Obispado, refuerzo e impulso a diversas delegaciones diocesanas de pastoral).

Importantes han sido en el desarrollo de los cursos pastorales las cartas de adviento que cada año ha dirigido a sus diocesanos. Ha celebrado 10 peregrinaciones con jóvenes a la Trapa «Tras las huellas del Hermano Rafael» y ha reformado la Residencia de «San Bernabé y San Antolín», de Patronato Diocesano.

Con fecha 26 de noviembre de 2005 fue nombrado por el Santo Padre Benedicto XVI Obispo de Orihuela-Alicante, tomando posesión de la sede el día 21 de enero de 2006.

En la Conferencia Episcopal, ha formado parte de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, de Enseñanza y Catequesis, de Doctrina de la Fe, de Relaciones Interconfesionales y actualmente es miembro de la Comisión de Pastoral. En ella es responsable del Departamento de Pastoral de la Salud. Es miembro del Consejo de Economía de la Conferencia Episcopal Española.

Desde el 5 de Enero de 2011, consultor del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.

Don Rafael ha publicado libros y artículos sobre temas de índole teológica, social y pastoral. Entre sus publicaciones se encuentran los siguientes libros: «Ecclesia Mater en San Agustín» (Madrid 1970), «El sacerdocio de los laicos» (Madrid 1971), «Ana Lapini y su obra» (Barcelona 1971),»San José, del sindicato de la madera» (Bilbao 1974 y Burgos 1990, en colaboración), «Don Marcelo González Martín, Cardenal Arzobispo de Toledo. Diez años de servicio en la Diócesis Primada» (Toledo 1981), «M. María de Jesús Guízar, Fundadora de las Siervas Guadalupanas de Cristo Sacerdote» (Ávila 1986), «Iglesia, misterio de fe, hogar de hermanos y comunidad de vida» (Ávila 1987, en colaboración), «Santidad es alegría» (Burgos 1990), «Testigo con trece años. San Pelayo, mártir» (Ávila 1990), «El hombre más feliz de la tierra» (Burgos), «Los dones del Don de Dios» (Burgos 1998), «Con Cristo al tercer milenio» (Madrid 1999), «Una Diócesis con suerte ¡Palencia tiene Trapa!» (Burgos 1999) «Teología del dolor y de la enfermedad» (Burgos 2000), «Camino abierto. Tras las huellas de Don Manuel González, Obispo de la Eucaristía» (Burgos 2000), «Una serena alegría. Con el H. Rafael Arnaiz» (Burgos 2000), «D. Manuel González. El Obispo de la Eucaristía» (Burgos 2000, «Don ángel Rico, Padre conciliar y obispo del Vaticano II» (Burgos 2002), «15 días con el hermano Rafael» (Ciudad Nueva 2003), «15 días con Don Manuel González» (Ciudad Nueva 2003), «Eucaristía, misterio, vida y fraternidad, el Obispo del Sagrario» (Madrid 2004), «Tras las huellas del Hermano Rafael» (Burgos 2005), «15 días con la Madre Maravillas» (Ciudad Nueva 2005), «La Iglesia Nuestra Madre San Agustín en San Pablo» en XII Jornadas Agustinianas San Pablo en San Agustín (Madrid 2009 253-300), «Muerte que da vida, la de Jesús», pregón de la Semana Santa (Astorga 2009), «Vivir en parroquia, vivir en familia: la aportación de la liturgia, en comisión episcopal de liturgia, Liturgia y parroquia hoy», EDICE Madrid 2009, pp. 7-13. «La Iglesia nuestra madre. San Pablo en San Agustín» en Centro Teologico San Agustín, XII Jornadas Agustinianas, Madrid 2009, pp. 281-289. «10 Claves del Hno. Rafael para vivir el evangelio» Monte Carmelo 2009, pp. 127. «Morada de Dios por el Espiritu» ep. 2-22. V centenario de nuestra Catedral de Orihuela 2010(ef. 2, 22), 46 pp, «San José ayer y hoy», Monte Carmelo, Burgos 2010, 207pp. Catedral de Palencia, Alma de la ciudad, acogedora y bella, en le ceattedrali segni delle radici cristiane in Europa, Atti del I e del II convegno, opera del Duomo di Ovvieto 2010, 137 – 152. La Fuente de San José, Monte Carmelo, 2011, 105 pp.

Texto: Web oficial de la Diócesis  de Orihuela-Alicante

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MUERTE DE JESÚS POR TODOS

 

PREGON DE SEMANA SANTA

Pilar de la Horadada, 24 de marzo de 2012

 

 

Sr. Cura párroco y Vicario parroquial

Sacerdotes.

Sr. Presidente de la Junta Mayor de Cofradías de Semana Santa.

Sres. Presidentes de las distintas cofradías de la Parroquia.

Consejo parroquial.

Sr. Alcalde y concejales del Excmo. Ayuntamiento de Pilar de la Horadada

Autoridades.

 

Hermanos y hermanas todos:

Sí, queridos hermanos, porque lo somos todos. En Cristo, paciente, muerto y resucitado por nuestra salvación. Es para mí un honor haber sido elegido este año pregonero de la Semana Santa de Pilar de la Horadada. Me unen a vuestro pueblo, como Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, momentos de gozo y alegría vividos entre vosotros y con vosotros. Vine por primera vez a esta parroquia en el año 2006, para confirmar a 104 jóvenes. He vuelto a predicar el día de vuestra patrona y madrina de la Semana Santa, la Stma. Virgen del Pilar. He bendecido este hermoso y digno sagrario que nos preside, los ángeles y la imagen de Santiago Apóstol del camarín. De forma más privada he visitado los alrededores de vuestro municipio buscando terrenos idóneos para lo que, si Dios quiere, un día será el futuro Colegio diocesano Santo Domingo Costa. He participado en diferentes celebraciones con grupos y comunidades en la Parroquia. Nos hemos encontrado con los sacerdotes en ocasiones y lugares muy diversos. Últimamente en Tierra Santa hace unas semanas.

Vuestro Obispo, en definitiva, está muy ligado a este joven pueblo de Pilar de la Horadada, con lazos muy fuertes de vinculación fraterna.

Me habéis invitado hoy a pregonar la Semana Santa 2012. Y sé muy bien que pregonares anunciar, elogiar, evidenciar, proclamar, manifestar, divulgar, publicar…, que éstas y otras voces son términos sinónimos en nuestra rica lengua castellana…

 

El anuncio que vengo a haceros es gozoso,porque es el anuncio de la salvación,[1]aunque puede parecer a algunos triste y quizá encogedor. Habla, sí, de sufrimiento y de cruz, de tribulación y de lucha, de negación y de espanto. Habla de sangre derramada por uno y de dolor compartido por muchos, que en el lenguaje de la Sagrada Escritura equivale a todos. Pero termina en triunfo y resurrección, se resuelve en VIDA, celeste, asegurada, gozosa y feliz para quienes saben moverse en la tierra con ilusión y con esperanza.

 

EL QUE ES, el Dios creador, el Padre misericordioso, Señor de la vida y de la muerte, determinó desde toda la eternidad que su Hijo único, Jesús, nuestro Salvador, nacido de la Virgen María y crecido en Nazaret al lado de ella y de san José, padeciera por todos, fuera ultrajado, vilipendiado, vendido por unas monedas. Y que, al final, muriera en la CRUZ, sin otro testamento que el que se encierra en estas palabras: “amaos entrañablemente unos a otros…”, “amad también a vuestros enemigos, a aquellos que os persiguen, a los que os calumnian, a quienes os maltratan…” “Amad hasta dar vuestra vida por los hermanos… Amad, como yo os he amado”.

 

Más todavía, dad, no la muerte, sino la vida, es decir, dad vuestro tiempo, con vuestras capacidades y energías, con afán de superación continua, de lucha constante, de elevación permanente…” Pero ved, queridos hermanos, que unos y otros oímos cada año por estas fechas idéntica recomendación, sin que terminemos de entender tan extraño lenguaje…

 

Os aseguro, que dentro de unos días, cuando veamos resucitar glorioso de su tumba a Cristo triunfador, cantaremos juntos el Aleluya de Pascua y nos sentiremos no sólo renovados, sino otros, distintos. Porque la semilla de gracia que Jesús pone en nuestros corazones estará floreciendo, estará dando frutos de salvación y de vida.

 

“Dios quiso hacer la experiencia de la existencia humana –precisa Von Balthasar-“desde dentro” para resucitarla y sanarla”[2]. La restauró y sanó en una naturaleza humana que es la nuestra, y en nosotros, en todos nosotros, quiere elevarse ahora sobre las contingencias del tiempo, por encima de las veleidades del mundo, y saltando las ambigüedades de nuestra voluntad enrarecida.

 

1. La Cruz es liberadora

“Si nuestra consagración bautismal nos lleva a ser profetas ¿cómo anunciamos nosotros la fuerza salvadora de la Cruz de Cristo al mundo de hoy? ¿Cómo hacemos de la Cruz una Buena Nueva que dé respuesta a los humanismos, existencialismos, nihilismos y hedonismos de nuestro siglo? Tal vez debamos acercarnos al mysterium crucis con una mística y una praxis muy distinta a las del s. XVI. Pero el misterio es el mismo, no ha desaparecido con el tiempo; hablamos de un Cristo que sigue en agonía hasta la consumación del tiempo; de un Cristo con el que la Iglesia está desposada y lo reconoce místicamente por la fe dentro del corazón humano y el rostro del hombre herido. Y este reconocimiento exige respuesta de amor y acción.

 

Amar la Cruz es vivir el espíritu de las bienaventuranzas, lavar en la sangre de Cristo todo el dolor, la injusticia y el llanto, y resucitar con Él. Amar la Cruz es proclamar al mundo lo que hay de pascual en ella y construir ya, aquí, la Tierra Nueva, tierra de amor, justicia y paz, y los Cielos Nuevos y el Hombre Nuevo, libre ya de las cadenas del dolor y de la muerte. Amar la Cruz es amar al Resucitado, unir en la misma imagen el “Varón de dolores” y “el más Bello entre los Hijos de los Hombres”.

 

También Cristo, ya glorioso, nos invita a contemplar la Cruz hoy, a tocar con nuestras manos de hombre su Costado abierto, las heridas de su Humanidad, para experimentar la íntima felicidad de Dios, acrecentar nuestra fe y confesarle Señor y Dios Nuestro en todos los crucificados del mundo”[3].

 

“Todo cristiano –precisaba ya san Agustín en el siglo V- reconoce que debe entenderse esto de la misma Cabeza, pues al declinar el día, ya en la tarde, el Señor, que de nuevo volvería a tomar su alma, la entregó en la cruz voluntariamente; sin embargo, allí estábamos personificados nosotros. ¿Qué pendía de Él en el leño? Lo que tomó de nosotros. ¿Cómo podía acontecer que Dios Padre desdeñase y abandonase por  algún tiempo al único Hijo, que es un solo Dios con Él? Sin embargo, clavando en la cruz nuestra flaqueza, en la cual, según dice el Apóstol, fue crucificado con Él nuestro hombre viejo, clamó con la voz de este hombre, diciendo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Luego aquel sacrificio de la tarde, la pasión del Señor, la cruz del Señor, la oblación de la hostia saludable, es un holocausto agradable a Dios. Aquel sacrificio vespertino se convirtió en un don matutino de la resurrección”[4].

Este hecho salvífico, esta muerte gloriosa y esta resurrección feliz, es la buena noticia que hoy os anuncio, hermanos pilareños, con la convicción profunda que embargaba al apóstol Pablo cuando escribía a los fieles de Roma: “Luego nuestro hombre viejo fue crucificado con Él para que fuera destruido el cuerpo del pecado, de modo que nosotros no fuéramos ya esclavos del pecado” (Rom 6,6).

“El que quiera venerar de verdad la pasión del Señor –explicó más tarde san León Magno, pastor de la Iglesia universal- debe contemplar de tal manera, con los ojos de su corazón, a Jesús crucificado, que reconozca su propia carne en la carne de Jesús… No hay enfermo a quien le sea negada la victoria de la cruz, ni hay nadie a quien no ayude la oración de Cristo. Pues si ésta fue de provecho para los que tanto se ensañaban con él, ¿cuánto más no lo será para los que se convierten a él?”[5].

Este mismo Santo llegó a explicar en otro de sus sermones: “La señal de la Cruz hace reyes a todos los regenerados en Cristo”[6].

“La pasión del Señor, como sabemos, se llevó a cabo una vez, pues solamente murió Cristo una vez: el justo por los injustos. Sabemos también, y tenemos por cierto, y mantenemos con fe inconmovible, que Cristo resucitado de entre los muertos, ya no muere, la muerte ya no se enseñoreará delante de Él. Estas palabras son del Apóstol; sin embargo, para no olvidarnos de lo que se hizo una sola vez, se refrescan todos los años en nuestra memoria. ¿Por ventura cuantas veces se celebra la Pascua, pregunta san Agustín, muere Cristo otras tantas? Por tanto, el recuerdo anual viene a ser como una representación de lo que en otro tiempo aconteció, y así nos conmueve como si viéramos al Señor pendiente de la cruz, no para mofarnos, sino para creer. Pendiendo en el leño fue mofado, sentado en el cielo es adorado. De esto quiero dolerme con vosotros; tiempo es de llorar, tiempo es de confesar y de suplicar”[7].

 

2. Semana Santa en El Pilar de la Horadada.

Andrés Martínez ha escrito que en este pueblo se vivía, años atrás, con profundidad la Semana Santa, como en tantos de España, porque se vivía la austeridad, la seriedad y el silencio. Destaca también este paisano vuestro la ilusión que se ponía en hacer el Monumento, siguiendo las indicaciones del párroco del momento.

Me aseguran que van a ser 260 años en los que se viene celebrando la Semana Santa en la Parroquia, muchas veces con escasez de medios y, a veces, con escasas posibilidades humanas, pero siempre con profunda fe, que ha generado ilusión para que, poco a poco, creciera la comunidad de fieles de esta parroquia.

Quizá fuera por los años cincuenta cuando las imágenes se asomaran a las calles del Pilar. Me han contado que fue el párroco don Arsenio Irigoyen, quien por los años 60 y 70 propuso que las cinco imágenes de Semana Santa que había en la parroquia, se repartieran por barrios. Buena idea. Así sus habitantes se encargaban de que cada imagen tuviese su trono listo para la Semana Santa. Nacieron entonces las siguientes cofradías:

–         La Cofradía Ntra. Sra. de los Dolores.

–         La de Cristo Crucificado.

–         La del Santo Sepulcro.

–         La de la Cruz de los Labradores.

–         La de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

También sé el hoy párroco de Redován y canónigo de la Catedral de Orihuela, don Antonio Pamies Andréu, cuando era párroco vuestro, además de levantar este hermoso templo, renovó la Semana Santa. En 1978 nacieron, según me dice, las primeras agrupaciones de nazarenos.

Otro párroco, don Juan Manuel Cortés, continuó en el empeño y consiguió para El Pilar la imagen de Jesús Triunfante.

En 1996, siendo párroco D. Mariano Martínez, se formó la Junta Mayor de Cofradías. Hoy cuenta con tres más:

–         La Cofradía de Jesús Triunfante.

–         La Cofradía del Cristo de la Eucaristía.

–         La Cofradía Nuestra Señora de la Esperanza.

Me alegra saber también y valorar en su justa medida que formáis cada año, un fondo de solidaridad llamado “Fondo José María Samper Micol” (difunto tesorero de la junta mayor), con el que ayudáis a la Obra Social Diocesana San José Obrero, manteniendo una beca para un alumno del Centro. Esto me llena de satisfacción como obispo de la diócesis, Pone de manifiesto que habéis entendido cómo se ha de vivir la Semana Santa. Con mucho amor a nuestro Salvador y a los hermanos necesitados. “Lo que hagáis a uno de ellos, dice Jesús, me lo hacéis a Mi”.

Sé también que cada cofradía hace su turno de vela ante Jesús Sacramentado en el Monumento durante toda la noche del Jueves Santo al Viernes Santo. Me alegra, igualmente, porque así se enriquece nuestra vida cristiana. “La adoración fuera de la Santa Misa –nos ha recordado el Papa Benedicto XVI, prolonga e intensifica lo que ha acontecido en la celebración litúrgica, y hace posible una acogida verdadera de Cristo”[8].

Con seguridad que sabéis buscar y encontrar igualmente momentos apropiados para recibir el sacramento del perdón y de la paz, es decir, para “cumplir con Pascua”. “La Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: el mismo Cristo, nuestra Pascua. Expresa y produce la comunión en la vida divina y la unidad del pueblo de Dios. Mediante la celebración eucarística nos unimos a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna”[9].

Entendedlo bien, sin halago alguno improcedente: Sois un pueblo entusiasta y emprendedor, no os echáis atrás en nada, tampoco os echáis atrás ante el señor, nuestro Salvador, que día a día llama a nuestro corazón para que le sigamos. Cuando lo veáis pasar por vuestras calles, no contempléis sólo una obra de arte, mirad más allá, pilareños, mirad a Cristo que pasa, miradlo en el momento de su pasión, muerte y resurrección y pensad que todo eso lo ha vivido por ti, por mi, por todos!

 

  1. Hermandades y Cofradías: Campo fértil e instrumento de y para la nueva evangelización.

“La pregunta fundamental de todo hombre –precisaba el Cardenal Ratzinger en el año 2000- es: ¿Cuál es el camino que lleva a la felicidad? ¿Cómo se aprende el arte de vivir? ¿Cómo se lleva a cabo el proyecto del ser hombre?

Evangelizar quiere decir enseñar el arte de vivir, mostrar ese camino. Jesús dice al comenzar de su vida pública: he venido para evangelizar (cf. Lc 4, 18). Esto significa: yo tengo la respuesta a vuestra pregunta fundamental; yo os muestro el camino de la vida, el camino que lleva a la felicidad; más aún, yo soy ese camino.[10]”. Este el camino, hermanos y hermanas, tiene nombre: Cristo Jesús. Con este título escribí una carta pastoral en el año 98[11], que os dejo como recuerdo de este encuentro nuevo.

 

Hablemos, sí, de nueva evangelización

Nos encontramos en una época de profunda secularización sin referencia a la trascendencia, hoy se ha perdido la capacidad de escuchar y de comprender la palabra evangélica como mensaje vivo y vivificador.

La secularización ha asumido un tono modesto, que permite invadir la vida cotidiana de las personas y desarrollar una mentalidad en la que Dios está, de hecho, ausente, en todo o en parte, ausente sí de la existencia y de la consciencia humana.

En el campo que os compete a muchos, como miembros de las Hermandades y Cofradías de Semana Santa, tenéis un papel muy importante en este intrépido anuncio del evangelio. Sois asociaciones públicas de fieles y estáis llamados, conforme a vuestros propios estatutos, a vivir y manifestar en el mundo vuestra vocación laical cristiana, anunciando con coraje al Señor Jesucristo. Sois discípulos de tan buen Maestro, y, si me lo permitís, discípulos preferidos y aventajados.

Escribe Mons. Fisichella: “En realidad el eclipse de Dios o de Cristo en la sociedad contemporánea es sencillamente el eclipse de los cristianos en cuanto cristianos, es decir, en cuanto fieles seguidores de Jesucristo, contentos de serlo y con la sana ambición de que también otros lo conozcan y quieran libremente estar con Él.[12]”.

No podemos olvidar, por consiguiente, que todo cofrade y los demás fieles han de sentir exactamente igual, la necesidad de ser evangelizados y de evangelizar. Porque no podemos responder al mandato de evangelizar sin ser nosotros conocedores del Evangelio y vivir como auténticos discípulos de Cristo. Hemos de mirar con sinceridad cada uno cuál es nuestra situación y buscar los medios a nuestro alcance para crecer en el conocimiento de Dios y de su Iglesia. Urge, por lo mismo, contar con cofrades bien formados que tomen en serio su condición de cristianos y su vocación en el mundo.

Las Hermandades y Cofradías han contribuido grandemente al florecimiento de la vida cristiana entre nosotros. Han aportado todo un importante caudal a las aguas de la vida espiritual de nuestro pueblo. Y actualmente continúan alimentando la vida cristiana de muchos católicos. Las Hermandades constituyen el hecho asociativo que cuenta con mayor número de miembros entre los católicos de la diócesis, aunque lamentablemente algunos sólo figuren en las listas o, limitan su compromiso al pago de la cuota reglamentaria y a la participación en la estación penitencial anual. Quizá sea más conveniente prestar más atención a la calidad cristiana de los asociados. Son importantes tanto la calidad como la cantidad, el número.

 

Estamos todos de acuerdo en quecualquiera no puede ser miembro de una Hermandad/Cofradía. Sólo aquellos que, profesando la fe cristiana y tratando de crecer espiritualmente, buscan un mayor compromiso comunitario y apostólico en la Iglesia. Si esta inquietud cristiana no está presente en los candidatos, se debería aplazar la admisión hasta que estén preparados para dar el paso. Con esta medida no se pretende que nuestras asociaciones estén formadas únicamente por grupos selectos de cristianos, sino se busca crear conciencia de que las Hermandades y Cofradías son un cauce de vida cristiana para los que tienen fe y quieren vivirla sinceramente en la Iglesia.

 

Las salidas procesionales y estaciones de penitencia pueden llegar a ser, si se hacen con devoción y dignidad cristiana, valiosas catequesis plásticas en sus recorridos por las calles, plazas y caminos de nuestras ciudades y de nuestros campos. La contemplación de estas representaciones religiosas de la vida del Señor, de la Virgen y de los Santos – lo indiqué más arriba- recuerdan los misterios de nuestra salvación y nos estimulan a seguir su vida ejemplar. Son una predicación del Misterio Pascual, esto es, de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, verdades fundamentales de nuestra fe.

 

Para lograrlo plenamente –no me cansaré de repetirlo- nuestras Hermandades y Cofradías han de participar en las celebraciones litúrgicas que en ocasiones preceden a las salidas procesionales y otras veces las siguen. Cristo está presente en la Iglesia sobre todo en la acción litúrgica: en el sacrificio de la misa, en los sacramentos, en la palabra que leemos en la Iglesia. La celebración litúrgica es acción sagrada por excelencia. Su eficacia no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia. La liturgia «es la cumbre a la cual tiende toda la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda fuerza». En este espíritu tenemos que coordinar las celebraciones litúrgicas y las salidas procesionales, facilitando a todos los fieles su asistencia, fomentando el fervor y devoción en los participantes y huyendo del espectáculo y ostentación, que van en contra de la sencillez y pobreza evangélica.[13]”.

 

Vuestras actividades y celebraciones cofrades son formas y manifestaciones religiosas del pueblo cristiano en relación con los misterios de la salvación, que toma numerosos elementos de la Sagrada Escritura, de la liturgia y de las propias tradiciones de la iglesia. Por tanto, debéis procurar que estos ejercicios de piedad popular respondan fielmente a los misterios de la fe y complementen, nunca sustituyan, al anuncio del evangelio y las celebraciones litúrgicas[14].

 

“… Queridos amigos – decía el Papa Benedicto a la Confederación de Cofradías de las diócesis de Italia- la Iglesia os necesita para llevar el anuncio del Evangelio de la caridad a todos, recorriendo caminos antiguos y nuevos. Así pues, vuestras beneméritas cofradías, arraigadas en el sólido fundamento de la fe en Cristo, con la singular multiplicidad de carismas y la vitalidad eclesial que las distingue, han de seguir difundiendo el mensaje de la verdad en medio del pueblo, actuando en las múltiples fronteras de la nueva evangelización.

 

… Para cumplir esta importante misión, necesitáis cultivar siempre un amor profundo al Señor y una dócil obediencia a vuestros pastores. Con estas condiciones, vuestras cofradías, manteniendo bien firmes los requisitos de evangelicidad y eclesialidad, podrán seguir siendo escuelas populares de fe vivida y talleres de santidad; podrán seguir siendo en la sociedad “fermento” y “levadura” evangélica, contribuyendo a suscitar la renovación espiritual que todos deseamos.

 

… Os pido sobre todo que cuidéis vuestra formación espiritual y tendáis a la santidad, siguiendo los ejemplos de la auténtica perfección cristiana, que no faltan en la historia de vuestras cofradías. Muchos de vuestros hermanos, con valentía y gran fe, se han distinguido a lo largo de los siglos como sinceros y generosos obreros del Evangelio, a veces hasta el sacrificio de su vida. Seguid sus pasos. Hoy es más necesario que nunca cultivar un verdadero impulso ascético y misionero para afrontar los numerosos desafíos de la época moderna.[15]”.

 

Olegario González de Cardedal, excelente teólogo español, escribe recientemente una Carta a un amigo sevillano, en la que dice: “Las cofradías sois un bello legado de nuestra historia hispánica, como afirmación de los seglares en la Iglesia y como búsqueda de expresiones actualizadas para vuestra fe y para vuestra participación en la gestión eclesial. Preparaos para esta iglesia nueva que surge: fraternal y participativa, libre y entregada a su misión, adoradora de Dios y servidora de los hombres. Iglesia de todos los que la formamos, y en la que no solo, pero también, hay curas. Vuestras cofradías, de hombres y mujeres, deberán ser los nuevos semilleros-seminarios, donde surjan vocaciones, entregadas gozosamente y a fondo perdido, a anunciar el santo nombre de Dios, a predicar el Evangelio de Cristo y a servir a los hermanos. (El Papa actual es hijo de un fiel cofrade en una cofradía de la Virgen).

 

Los seglares tenéis que tomar en propia mano la Iglesia, y para eso, os tenéis que preparar dejando que su historia, su espíritu y su verdad profunda os conformen a vosotros y, transformándoos, os hagan sujetos connaturales de la palabra de Cristo, del testimonio espiritual y de la acción cristiana. Aquí no se trata de tener poder o de adquirir prestigio, sino de querer “en todo amar y servir” (san Ignacio), respondiendo a la llamada de Cristo. Si la Iglesia de la Edad Media fue la de los monjes y la del siglo XIX de las nuevas congregaciones de religiosos y religiosas, la Iglesia del siglo XXI será la de los seglares”[16].

 

No debo cansaros más. Pero no me voy, queridos hermanos cofrades, sin reiterar públicamente mi confianza en vosotros, animándoos a seguir trabajando con empeño, con generosidad y con esperanza. A vosotros os ha tocado vivir este precioso momento y realizar, en el mismo, la tarea de situar las Cofradías y Hermandades en el campo hermoso de la nueva evangelización. Vivid con valentía el testimonio cristiano en tiempos nuevos dentro de una Iglesia milenaria, pero siempre renovada y siempre fiel a su fundador.

 

Que el Señor bendiga los esfuerzos de todos, sacerdotes y fieles seglares, y que la Virgen Santa María, pilar firme de esperanza al pie de la cruz, os acompañe cada día hasta que, después de este valle de lágrimas, Ella nos muestre a Jesús, fruto bendito de su vientre, su Hijo crucificado, resucitado y, por lo mismo, vivo. Que reina por los siglos de los siglos.     “Desde la Cruz, explica san Agustín, nuestro Redentor veía a algunos de los suyos mezclados entre muchos que no lo eran, y ya pedía por aquellos de quienes no recibía todavía sino injurias. Porque no miraba a que moría a manos de ellos, sino a que moría por ellos”[17].

 

 

 

Rafael Palmero Ramos

Obispo de Orihuela-Alicante

[1] Rafael Palmero Ramos, Anuncio gozoso de la salvación, Pregón de Semana Santa. Zamora en Madrid, 1992. Caja Rural de Zamora, 40 pp.

[2] El Misterio Pascual, en Misterium Salutis, 1980, 668.

[3] Sor María del Prado González de las Heras, Teología de la Cruz en el Beato Alonso de Orozco, “Nova et vetera”, Julio-diciembre 1994,344.

[4] Enarraciones sobre los salmos, 140,5.

[5] Sermón 15 sobre la Pasión del Señor, 3.

[6] Sermón 4,1.

[7] San Agustín, Enarraciones sobre los salmos, 21II,1.

[8] Alocución dominical, 10.6.2007.

[9] Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, BAC, 2005, 274.

[10] Joseph Ratzinger, Conferencia pronunciada el Congreso de catequistas y profesores de religión, Roma, 10.XII.2000.

 

[11] Rafael Palmero Ramos, El camino tiene nombre: “Cristo Jesús”.Carta Pastoral. Palencia, 1998.

[12] Rino Fisichella, en el prólogo al libro de Antonio Aranda, Una nueva evangelización ¿Cómo acometerla?. Ed. Palabra Madrid, 2012.

[13] Las Hermandades y Cofradías, Carta Pastoral de los Obispos del Sur de España,  1988.

[14] Cf. Fernando Sebastián, Religiosidad popular, intrumento y fruto de la evangelización. Ed. Verbo Divino, Estella, 2004.

[15] Benedicto XVI, Discurso a la Confederación de Cofradías de las diócesis de Italia,  10.11.2007.

[16] Vida nueva del 3 al 9 de marzo de 2012, pliego, 32.

[17] Comentario al Evangelio de san Juan, 31,9.

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Datos biográficos. Para acceder al Pregón 2011, pinchar ir al menú principal y pinchar en «Boletín».

Pedro Molino Diez es hijo de Onofre Molino, sobrino y principal colaborador del Escultor pilareño José Sánchez Lozano. Nace en Murcia un 27 de julio de hace sesenta y pocos años.

Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Granada, especializándose en Genética Vegetal.

Ejerce su profesión desde el año 1.977 como Profesor titular de Biología y Jefe del Departamento de Ciencias en el colegio CEU SAN PABLO de Murcia.

Ha recibido en dos ediciones el Premio CARDENAL HERRERA a nivel nacional por su LABOR DOCENTE, en la Enseñanza Media en los años 2000 y 2009.

Gran aficionado al Teatro ha pertenecido en su juventud al Teatro Universitario de Granada, a la Agrupación Lírica FRANCISCO ALONSO de dicha ciudad y ha fundado y dirigido «LOS CÓMICOS DEL CEU» (Grupo de Teatro Juvenil) y THIAR TEATRO.

En lo referente a la Semana Santa, es fundador de la Hermandad del Santo Cristo de la Eucaristía y co-promotor de la idea de la creación de la JUNTA MAYOR DE COFRADÍAS.

Es una persona muy polifacética, de amplia cultura y, como él mismo se define: «UN HOMBRE DEL RENACIMIENTO».

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NOTA BIOGAFICA Y PREGÓN COMPLETO 2010

Inés de Gea Castejón nace en Pilar de la Horadada. Hija de José de Gea, «Pepe Gea» y Manuela Castejón, «Manuela La Pingona». Sus padres pertenecen a dos de las familias más conocidas y antiguas del Pilar.

 

Cursó los estudios primarios en las Escuelas Paterninas con Dña. Pilar Pérez Aguirre.

 

Acabados los estudios realiza diversos trabajos, destacando el de telefonista en la centralita manual de Campoamor y la de Pilar de la Horadada y como Auxiliar de Farmacia.

 

Desde muy joven colabora con la Parroquia. Siendo Párroco Don Antonio Godoy Robles desarrolla actividades de Catequesis, canta en el Coro dirigido por Mariana Baches y se integra en diversos grupos de la parroquia como: Las Hijas de María. Colabora con  Caritas Parroquial, desde su fundación y hasta el día de hoy que es responsable de la Secretaría Técnica y pertenece a la Asociación de Ntra. Sra. Del Pilar.

 

Con la llegada del Sacerdote Don Arsenio Irigoyen, se crea la Asociación Cultural IKOMAR «el teleclub» en la que se integran los jóvenes pilareños, entre ellos Inés de Gea, que ocupa el cargo de Vicepresidenta de la Junta Directiva.

 

Dentro de la asociación forma parte del grupo de teatro, del equipo de balonmano femenino, del que es capitana, y cofundadora de la Asociación de Discapacitados Ikomar.

 

El grupo de teatro se encarga de recaudar fondos para mantener la Asociación de Discapacitados y el equipo deportivo, inscrito en la Federación Española de Balonmano,  consigue subvenciones de diversas entidades para comprar y construir la pista polideportiva, en parte de los terrenos que hoy ocupa el campo de fútbol IKOMAR.

 

El Grupo de Teatro IKOMAR participa en diversos eventos, destacando la inauguración del Primer Certamen de Teatro Mar Menor, aún hoy existente, con la Obra Doña Clarines de los Hermanos Álvarez Quintero, consiguiendo, entre otros, el premio especial al mejor decorado de Pedro Alejandro Quesada.

 

Destaca la actuación de nuestra pregonera en un papel que representa a una anciana de noventa años, cuando solo contaba con veintidós.

 

El equipo participó en la Liga Nacional de Balonmano Femenino por la federación alicantina, siendo seleccionada, nuestra Pregonera para la selección provincial alicantina.

 

Dentro de la Asociación de Discapacitados Ikomar colabora en la creación del Colegio para Discapacitados, con 4 profesoras, un psicólogo y dos cuidadoras. Asistían alumnos del Pilar, Torrevieja, San Pedro del Pinatar, San Javier y de Torremendo. Era el único centro en la zona,  dedicado a ésta labor social y fue pionero y adelantado para la época.

 

Participa en cursos de animación socio cultural en, Javea,  Madrid, Zaragoza, Valencia, Alicante y Mota del Cuervo.

 

Destacar su participación en el moviendo de segregación de Pilar de la Horadada del municipio de Orihuela, siendo Secretaria de La Asociación de Vecinos y vocal de la Junta Pro-Ayuntamiento.

 

Es miembro de la Cofradía del Santo Sepulcro desde su fundación en 1958. La Junta Mayor le concedió el cargo de Cofrade Distinguida en 2007, por su dedicación a la Semana Santa pilareña, como miembro de su Cofradía.

 

Es por tanto la única persona que ostenta los dos únicos cargos que concede la Junta Mayor, al ser nombrada Pregonera 2010.

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PREGON DE LA SEMANA SANTA DE PILAR DE LA HORADADA. 20 DE MARZO DE 2010 POR INÉS DE GEA CASTEJÓN.

 

 

EN EL RECUERDO A NUESTROS ANTEPASADOS QUE COLOCARON LAS PRIMERAS PIEDRAS DE NUESTRA SEMANA SANTA

 

 

Sr. Cura Párroco, Sr. Vicario, Sacerdotes que nos acompañan, Sr. Presidente de la Junta Mayor de Cofradías y miembros de las mismas, Sra. Presidenta de la Cofradía del Santo Sepulcro y Presidentes de las distintas Cofradías, Sras. Presidentas de la Congregación del Corazón de Jesús, Asociación de Amas de Casa, y de la Asociación de Viudas, Sr. Alcalde y miembros de la Corporación Municipal,  Sras. y  Sres. un saludo para todos.

 

 

Soy la aldaba que toca la puerta de vuestro interior para que salga, en voz alta, el verdadero grito que contagie a todos la alegría por habemos despejado Cristo el oscuro horizonte que nos esperaba hasta queen Él se hizo lo que todos sabemos.

 

Acepté este cometido, habiéndomelo pensado varias veces, y llegué a la conclusión de que haciéndolo tendría la oportunidad de, por una vez en la vida, servir de lazo de unión entre todos vosotros y el gran Misterio de nuestra fe.

Por otro lado, podría expresar y decir todo lo que había vivido y sentido durante estos años en nuestro pueblo.

 

Algunos recordareis, que allá por los años cuarenta y cincuenta, venían por el pueblo unos hombres que les llamaban romanceros o pregoneros, daban noticias y contaban historias, con su voz fuerte y clara, acompañados por un pito, «la charamita». Yo esta noche voy a comenzar este Pregón como estos originales personajes…. sin charamita pero con mi historia.

A la gente que le importa la Semana Santa, es gente de fe cristiana, otros que no la tienen y la buscan y los que andan interesados en el acontecimiento, el arte, curiosos, etc.

 

Mis palabras van dirigidas a todos, a vosotros presentes y ausentes, con mi mirada vuelta al cielo de mi Virgen del Pilar, morada sin duda, de aquellos a los que quise y quiero.

 

¿Recordáis aquello de Juan el bautista, primo de Cristo, de: «Voz del que clama en el desierto»? Pues en esa línea quiero recordaros que hemos de

 

¡¡¡ P R E G O N A R!!!

 

El mundo de lo religioso de los años cincuenta y sesenta era oscuro y triste….y el alma humana no estaba en un ambiente de luz, tranquilidad y sosiego. Por eso no se podía experimentar serenamente a Dios y mucho menos podía transmitir ningún mensaje interesante desde ese escenario de temores e inseguridad.

 

Hoy tenemos una Semana Santa multicolor por dentro y por fuera y el interior de las personas tiene como más alegría.

 

Recordamos, los que tenemos motivo por la edad, que la Semana Santa de aquella época, inexistente prácticamente como espectáculo en nuestro pueblo, comparada con la de hoy, si tenía alguna nota de color la aportaba la mujer. A la mujer se le atribuía la lozanía, la frescura, la alegría, lo agradable en suma, pero…. «pobre de la que se pasara un poco con el lápiz de labios».

Era una pena que el ambiente hubiera sido tan contrario al verdadero desarrollo de la mujer pilareña, como por desgracia ocurría en otros lugares. Pero precisamente hace más grandes a todas y cada una de las que se han señalado en nuestra vida popular, a las que desde aquí invito a reconocer y alabar sus innumerables y desinteresados trabajos.

Cambia el escenario, pero renovamos el mensaje.

 

El mes de marzo, sin hacer cuentas con el reparto de lluvias que pueda traer, suele «robar» al invierno que se nos escapa, los días que necesitamos en nuestro ánimo para preparamos a dos primaveras, la del cuerpo, y la del alma.

 

Aparece en la liturgia el día de San José. Si lo observamos veremos en su imagen un detalle bien significativo para lo que contamos. Es su cayado florido que nos invita a entrar en el Misterio de Cristo con luz y sin tapujos. Pertenece a nuestra tradición el dicho siguiente: «San José parte la Cuaresma». De hecho, precisamente por que era el padre de Jesús, la Iglesia lo trata especialmente, y la gente hacía un descanso ese día.

En un santiamén tenemos el día de la Encarnación.

 

A partir de ahí la Iglesia nos agrupa en pocas fechas el gran misterio que da sentido a la vida del cristiano. ¿Cuál debe ser el objetivo de la vida del cristiano?

 

San Agustín nos lo dice así:

 

Ama y haz lo que quieras

si te callas, hazlo por amor,

si gritas, también hazlo por amor,

si corriges, también por amor,

si te abstienes, por amor,

que la raíz del amor este dentro de ti

y nada pueda salir sino lo que es bueno.

Las verdades que descubre el corazón valen porque lo dice el corazón y basta. Cuando alguien nos confidencia algo, para aseguramos de su sinceridad le solemos preguntar ¿lo siente tu corazón?

 

Nací aquí detrás, tan cerca de la Iglesia que cuando mi madre me sacó en sus brazos por primera vez a la calle, lo que vieron mis ojos fue «una casa grande, con una torre muy alta», era la Iglesia. El sonido más fuerte que sintieron mis oídos fue el de las campanas y que con el paso del tiempo fui aprendiendo que cada toque y cada uno de sus sonidos tenía su significado.

 

Recuerdo que con mis ocho o diez años solíamos jugar al escondite en la plaza. Algunas veces me escondía dentro de la Iglesia pero duraba poco…. por que D. Antonio, el cura, que siempre estaba alerta, me cogía de una de mis trenzas y cariñosamente, me decía: «Venga diablo a la calle … aquí no se juega». Pero nunca me dijo que aquel lugar no fuera mi casa». No cabe duda que en la cabeza del Sr. cura estaba lo de San Agustín: «Si corriges, también por amor».

 

Mi generación nació en un pueblo que casi era tal cual lo describiera Ramón de Campoamor tres cuartos de siglo antes: una iglesia,  dos plazas, dos escuelas, ocho o diez calles…. D. José Núñez, el médico, pedáneo entonces, empezó a poner alguna bombilla, sostenida en unas escuadras de listones de madera, en los picos principales de las calles, tan pronto empezamos a salir nosotros a ellas.

 

Era época de la responsabilidad de nuestros padres y abuelos. Tiempos de escasez de todo tipo.  La labor de las mujeres, inigualables, como dijera el poeta, merecía el calificativo de labor heroica. La cercanía y la amistad que cultivaban las hacía ser el alma del pueblo. La Iglesia era para ellas más que su propia casa. El cura, su mejor amigo, como uno más de la familia. Algunas llegaron sin duda a ser sus consejeras y confidentes.

En este ambiente se fraguaron las primeras congregaciones, o bien dicho se reactivaron: El Corazón de Jesús e Hijas de María. Ambas alrededor de las inquietudes que sus componentes tenían.

 

¿Qué significa la imagen del Corazón de Jesús?

 

Es la creación artística que simboliza a Cristo Triunfante «víctima Él mismo de su amor por los hombres»

 

¿Qué otra cosa sino significa la Resurrección?

 

Mujeres que dejaron huella en mí por sus cualidades personales, carisma a fin de cuentas… fueron:

 

Milagros Girona, mi tía. Me llamaba la atención su gran capacidad para llevar las cosas, su talante cristiano y su sentido de la justicia.

 

La Señora Josefina, la del tío Pedro» el motorista». De todas ellas la única que tenía estudios, pues era maestra. Sus conocimientos y su fe siempre estuvieron al servicio de cualquier obra social, cultural, teatro, etc.

 

Josefa Escudero, la de Felicia, como buena comerciante siempre era solicitada para controlar la economía de la congregación.

 

Iluminada Gómez, la del Montés, lo suyo era cuidar la parte primorosa: Trajes, manteles, ornamentos, etc.

 

Manuela, La Pingona, era, como diríamos ahora, la relaciones pública del grupo….. Su alegría obraba milagros.

 

Carmen, la maestra Cananea, la mujer de las puertas abiertas. Próxima al cura y a la Iglesia, siempre estaba dispuesta a ayudar.

Mariana Baches, era el todo en todo. ¿Qué puedo decir sobre ella que no sepáis?

La organización de la Congregación, tenía una estructura centralizada y coordinada por barrios, a través de sus celadoras, al modo como hoy hacen lo suyo las cofradías.

 

Todo el año tenían el calendario ocupado, al servicio de la Iglesia: prácticamente empezaban en Navidad con la Misa del Gallo, Mariana Baches, con sus chicas y chicos, villancicos, etc.  Aparición de la Virgen (2 enero) San Antón (17 enero) Candelaria (2 febrero) San José (19 de marzo) con los Dolores y los Gozos. Las flores (mayo). Junio, Fiesta del Corazón de Jesús, Verano por medio y Fiestas del Pilar.

 

Recordamos, como dato curioso, que la Congregación del Corazón de Jesús data de la época de D. José Illán Bascuñana (1.918). Comenzó con unas 65 mujeres. y el Estandarte (1.944) que costó 1.000 pesetas y se pagó en dos años, con rifas y donativos.

 

Sin precisar fecha de iniciación de la Congregación de las Hijas de María, sí podemos afirmar, que es con D. Antonio Godoy, a partir del año 1.940, cuando despliegan verdadera actividad. De hecho es en el 1.942 cuando ya tiene su estandarte, tanto éste como la imagen que poseemos en la actualidad, se deben, como tantas otras cosas de la Iglesia, a Dña. Concha de Maestre, Marquesa de Villalba. Para nosotros «la Marquesita del Rió Seco».

 

La Semana Santa de aquellos años, en el fondo y en la forma, fue tratada con abundancia de detalles, por nuestro entrañable Pepe Albaladejo en su Pregón del año pasado.  Fue persona singular en la entrega y entusiasmo. Su colaboración en las cosas del pueblo se olía fácilmente, ya actuara directa o indirectamente. Así lo sentimos aunque físicamente no lo tengamos. Amó mucho. Por eso ocupa un lugar preferente en nuestro interior.

RESALTARÉ

 

Lo que más me llama la atención de alguna de las imágenes.

Al Nazareno, el pueblo lo conoce como «El Señor de la Cruz a cuestas».La obra es de Manolo Ribera (1.957). Costo 25.000, Ptas., y se pagó con obras de teatro. Tenemos la talla más hermosa con diferencia, de muchos otros lugares. Es además obra de uno de los nuestros: Virilidad, sobriedad, fuerza, realismo dramático….. extraídos al árbol. Mejor, incluso que lo hicieran los tallistas castellanos. El escultor aquí es genuinamente él, un imaginero inconfundible, que superó lo que aprendió en academias y maestros. Es más, la expresión de la resignación en los ojos de la imagen le superan a él mismo.

 

El Sepulcro, o «el Señor de la Cama» del mismo autor (1.958) costó 35.000, Ptas. y se pagó a base igualmente de teatro y de rifas. Es curioso que una de las obras de teatro que se representó para pagado, se llamaba  «El Oro del Diablo». Paradoja del destino: «el mal financiando al bien»

 

Había hecho el escultor otro, para otra población, en versión lujo….Pese al importe indicado, nuestra imagen no pudo realizarse con la técnica del «estofado» en la almohada, ni en otras partes. Costaba mucho el «pan de oro», y no podía afrontarse ese coste. Pero…., mira por dónde, «no hay mal que por bien no venga». La sencillez y sobriedad, sin lujos, hizo que nuestro ejemplar resultara más evocador y hermoso, dice Ribera: «Quise interpretar el cuerpo del hombre en el total abandono de la muerte».

 

Sucedió con esta talla algo similar a la del Nazareno. El formón y la gubia fueron las excusas para sacar a las entrañas de la madera, no sólo el «total abandono de la muerte», sino y lo que es más importante para nuestra simbología cristiana, «el sello de la muerte ¡más vital! de nuestra imaginaría: Cristo aparece como un despojo humano, pero en la expresiónde su rostro hay «un detalle irrepetible»: Sus ojos se resisten a cerrarse, como si de un último mensaje nos quisiera decir, antes de partir de la vida humana: «No tengo nada más que vosotros podáis apreciar; me gustó vuestra vida. Juego con ventaja porque vi más que vosotros. Volveré para terminar esto….

Una vez más la obra superó al autor. Y él lo sabe. Fue una pena que frenara su vocación de «escultor realista», no sólo en la imaginería sino en otras tendencias, etc.

 

Detallo finalmente algunas pinceladas

anecdóticas de aquellas

Semanas Santas

 

 

Era costumbre impuesta «todos los Viernes de Cuaresma» que, por la tarde, se realizaran «Los Pasos» o Vía Crucis dentro de la Iglesia. El discurrir de los momentos de la Pasión, comentados por el párroco, era precedido e intercalado por estrofas populares…..

 

Al comienzo:

 

«Por vuestra Pasión Sagrada,

adorable Redentor

salvad el alma penada

de este pobre pecador”

 

Intercalando Estaciones:

 

«Perdona tu pueblo Señor,

perdona tu pueblo perdónale Señor……

«perdón, oh, oh Dios mío

perdón e indulgencia; perdón y clemencia…..

 

Domingo de Ramos:

 

Surcaba al viento la estrofa siguiente:

 

«Bendito el que viene

en nombre del Señor.

Los Ángeles cantan,

y alaban a Dios.

Bendito, bendito, bendito es el Señor.»

 

Era «La misa del Domingo de Ramos» a la que asistían todos, mayores y pequeños. Resultaba curioso que las únicas «palmas» que se veían eran las del cura, el médico, y algún otro. La mayoría portaba el típico ramo de olivo.

 

La mayor parte del «saqueo» de ramas la sufrían «las oliveras de Doña. Celestina», madre de Mariana Baches, a la salida del pueblo para Orihuela, en la rambla. La gracia y la chispa natural de los niños ponía la única luz y claridad en todos aquellos días hasta la misa de «Resurrección» (Sábado de Gloria).

 

Jueves Santo

 

Tras la misa y el traslado de Cristo-Eucaristía al Monumento, recuerdo como aspecto más curioso, la mecánica del «Turno de vela al Santísimo» D. Antonio Godoy le dio un sello muy personal. Era un acto exclusivamente para hombres, nominados y listados por barrios. A los de fuera del pueblo se les colocaba en horas de madrugada, para que pudieran asistir sin excusas de trabajo. El tiempo de espera lo resolvían en el horno del Tío Fidel, o en el Café de Arturo. Luego se marchaban a «cumplir con el Señor».

 

Unos venían por su Fe, otros por no oír a sus mujeres, y… casi todos por no oír a D. Antonio, al día siguiente, decides: “Anoche no te vi”.

 

Serian interminables las referencias de aquellos días, pero me doy por satisfecha con que guardéis lo siguiente: Recibimos una herencia, todo aquello que hicieron nuestros mayores, con el mayor de los esfuerzos, la mayor de las entregas, con ilusión y sobretodo amor. Todo ello es más grande precisamente por que nos lo dieron partiendo de casi nada.

 

La indumentaria Nazarena ocultala individualidad de cada rostro para hacer sentir con más claridad los«reflexivos latidos» de nuestros corazones. Y ya sabéis que hubo un tío listo que dijo «El corazón tiene razones que la razón no entiende».

Bien, pues al calor de lo de San Agustín, es mi deseo: para los que tenemos fe: Que la alimentemos en la esperanza y en el amor, en la confianza cierta y positiva de que Dios nos espera, con los brazos abiertos.Siempre salvará nuestra ignorancia con su perdón.

 

Para los que no la tienen, y la buscan, buscad en lo que os rodea. Si no encontráis nada, de nubes abajo también hay razones. Recuerdo yo a una de esas mujeres que mencioné antes, decirle a uno de sus nietos que la acosaba con preguntas sobre la existencia de Dios: «Aunque Dios no existiera, nada perdemos con hacer las cosas bien.»

 

A los interesados en el arte, os brindamos la oportunidad de disfrutar en lo vuestro, y si queréis podéis acercaros a la Verdad.

 

Os invito a que no perdamos de vista el verdadero sentido de la Semana Santa, muchas veces nos entretenemos en cosas superficiales, olvidando lo importante.

 

Que nunca «el primer árbol nos impida ver el bosque».

 

Os doy las gracias por haberme permitido esta oportunidad. Pido a la Virgen del Pilar para que nuestra Semana Santa sea merecedora de los mejores elogios y nos conduzca verdaderamente a Cristo.

 

La Virgen, que lleva cobijando multitud de generaciones seguro que no nos fallará.

 

«Ama y haz lo que quieras»

Un abrazo a todos

buenas noches

 

Inés de Gea Castejón

 

PILAR DE LA HORADADA 20-Marzo 2010

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NOTA BIOGRAFICA Y TEXTO COMPLETO PREGÓN 2009

Nace José Albaladejo Avilés en Pilar de la Horadada, el 13 de junio de 1.937. Su  vida laboral, se ha desarrollado en una Caja de Ahorros, donde ingresa el 2 de enero de 1.954 cuando se denominaba Caja de Ahorros de Ntra. Sra. de Montserrate. Comienza  de botones y se jubila el 13 de Junio de 2.002 cuando se denomina Cajas de Ahorros del Mediterráneo, con más de 48 años de servicio en esta entidad, 20 de ellos como Director de sucursal. Casado desde hace 45 años  es padre de 5 hijos y tiene 7 nietos.

La mayoría de su tiempo libre lo ha dedicado a colaborar con diversas entidades de carácter Social: En la Parroquia de Ntra. Sra. del Pilar,  como voluntario desde muy joven en Acción Católica. Cofundador  de Caritas  Parroquial en  1.955. Cofundador de la Venerable Asociación de Ntra. Sra. del Pilar (año 1.996), siendo su primer secretario. Actualmente es Secretario-Contador de Caritas Parroquial de Pilar de la Horadada y miembro del Consejo Parroquial de Pastoral  de dicha Parroquia.

Ha sido miembro de entidades Oficiales: Auxiliar del Alcalde Pedáneo D. Antonio García López entre los años l.966 y 1970. Concejal del Ayuntamiento de Pilar de la Horadada en la legislatura de 1.999 a 2.003. Es Secretario de la Junta Directiva  de la Unión Musical Horadada, desde el año 1.992. Miembro de la Junta Directiva de la ONG Solidaridad Internacional MAPAYN MUNDI (movimiento Alicantino pro-ancianos y niños del mundo).

Aficionado a la escritura ha colaborado, tratando sobre temas populares, costumbres y temas religiosos del pueblo en: el periódico «Horadada Información» y con «magazines» y diversos programas de Televisión Horadada, libro Oficial de Fiestas Patronales y libro Oficial de Semana Santa.

Fue Pregonero de la Fiestas Patronales de Ntra. Sra. del Pilar el año 1.996. Primer premio del «I CERTAMEN LITERARIO FIESTAS PATRONALES», convocado por el Ayuntamiento de Pilar de la Horadada en el año 2.000. Entre sus aficiones, destacan a lectura, escritura, música, estar con los amigos el cine y la televisión.

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PREGON DE SEMANA SANTA  2009.

Amanece un nuevo día y aparecen los primeros rayos de sol, que ilumina  el horizonte, irradiando con su luz las tranquilas  y   apacibles aguas de nuestro mar Mediterráneo, llenando las bellas playas de arena fina, de luces amarillentas que las convierten en pequeños granos de oro.

En su caminar hacia poniente este sol va dando luz y vida a los campos con un bello paisaje, que nos hace contemplar la belleza de los montes llenos de pinares y plantas silvestres con su variedad de colores. Contrastan con el blanco de los invernaderos que resguardan los cultivos de flores, que juegan con sus vecinas plantaciones de limoneros y naranjos bellamente engalanadas, con el verdor de sus hojas y el blancor de sus flores de azahar.

Este conjunto de paisajes se completa con los aromas y olores de rosas, azahares, pinares y agua de mar, convirtiendo el ambiente en un clima especial. Este radiante Sol se nos va ocultando al igual que nació, como bola anaranjada, que llena de varios colores las pequeñas nubes que lo acompañan.

No cabe duda:   ES PRIMAVERA,       SEMANA SANTA

Y estamos en PILAR DE LA HORADADA.

Rvdo. Sr. Cura Párroco.

Sr. Vicario Parroquial.

Sr. Alcalde Presidente y Sres. Concejales de nuestra Corporación Municipal.

Sr. Presidente de la Junta Mayor de Cofradías. Sres. Presidentes de las distintas cofradías y hermandades de Semana Santa de nuestro pueblo.

Sres. Presidentes de las Juntas Mayores de Cofradías. Sres. Presidentes de las distintas cofradías y hermandades de Semana Santa de los distintos pueblos hermanados presentes aquí esta noche.

Señoras y señores. Hermanos todos en Cristo. BUENAS NOCHES.

Quiero expresar en primer lugar mi gratitud a la Junta Mayor de Cofradías, por el gran honor que me supone ser elegido para pregonar las excelencias de nuestra Semana Santa, que como pilareño llevo grabadas en mi mente y mi corazón desde  los primeros años de mi vida, recordándome emociones y sentimientos muy gratos al preparar este pregón.

Pregonar es difundir un hecho, un  acontecimiento que debe ser conocido, como es la Semana Santa de nuestro pueblo, sus procesiones, tradiciones y el carácter y forma de ser de nuestra gente.

También es divulgar, el acontecimiento más grande que se haya conocido en el universo, como fue: La Pasión, Muerte y Resurrección de

Nuestro Señor Jesucristo. Dios hecho hombre.

Hay un dicho popular que dice: “Me acuerdo más de los hechos de niño, que de lo que hice ayer”- A mí ya me ocurre eso también, por ello empezaré por las procesiones y la semana santa de mi niñez en la década de 1,940, que como monaguillo, al igual que todos los niños lo éramos con el Párroco D. Antonio Godoy, de feliz memoria, vivencias estas que nos marcaron y quedaron grabadas en nuestra memoria para siempre.

Domingo de Ramos, bendición de palmas  (pocas por cierto) y ramos de olivos en la plaza San Francisco, se regresaba en romería a la Iglesia. Era el día de los niños y de estrenar alguna ropa los que podían.  .

Miércoles Santo. Día de confesiones generales, cumpliendo con este sacramento  prácticamente todos los fieles, venían dos o tres sacerdotes para confesar.

JUEVES SANTO. Por la mañana misa de comunión general con asistencia masiva. Se trasladaba el Santísimo Sacramento al Monumento preparado para ello, verdadera obra de arte, con sus escalinatas de madera, adornado con flores, macetas y los famosos “mayos”. Por la noche la Iglesia se llenaba de fieles para escuchar el sermón de las “siete palabras”, pronunciado por un padre predicador. Después se iniciaban los turnos de vela al Santísimo.

VIERNES SANTO. Por la mañana los oficios y comunión general. Por la tarde se hacía un Vía Crucis, tenía su particular encanto, ya que en las tres estaciones de las caídas tenías que arrodillarte y besar el suelo, al ser las calles de tierra, previamente se limpiaba el suelo para besarlo limpio y no en algo desagradable. Después era la procesión general con el Cristo pequeño y la Virgen Dolorosa de Sánchez Lozano.

En estos días se daba una singularidad, al vivir casi la mitad de la población en el campo y distintos barrios, venían al pueblo con alpargatas y ropa sencilla y en casa de algún familiar o amigo se mudaban y con sus mejores vestidos acudían a las celebraciones religiosas.

SABADO DE GLORIA. Misa de la Resurrección, los monaguillos, únicos asistentes junto con algunas mujeres mayores. Al cantar el gloria tocábamos las campanillas entusiasmados y con toda nuestra fuerza. Al volteo general de campanas la gente salía con alegría a la calle para romper contra el suelo las ollas vasijas viejas de barro. Lo más esperado era el barreno (carga de pólvora) que el Torres preparaba en el centro de la plaza de la Iglesia y cuya fuerte detonación hacía peligrar algún cristal que otro de las vecinas casas. Los niños lo presenciábamos con una mezcla de emoción y miedo, siendo este acontecimiento inolvidable.

DOMINGO DE PASCUA. Procesión del Encuentro en la Plaza San Francisco. Desde la Iglesia y bajo palio, salía el Sacerdote con la Custodia y el Santísimo Sacramento, escoltado por dos filas de hombres. Las mujeres en procesión portaban la Virgen Dolorosa. Las costaleras de la Virgen, con sus vestidos y mantillas negras, al enfilar la plaza San Francisco, hacían una parada bajando la Virgen al suelo y subiéndola de nuevo, repitiendo dos veces más este rito. Y en esta mañana radiante de primavera, se producía en Encuentro de la Virgen con su Hijo Eucaristía. Todos los asistentes lo presenciaban de rodillas y con un gran respeto. Se regresaba a la Iglesia en procesión. Cambiando la Virgen  y sus costaleras las mantillas negras por las blancas.

 

NUEVOS PASOS. En los años finales de la década de 1950 las procesiones reciben una aportación muy importante., se incorporan tres nuevas imágenes. Año 1955, paso de la Santísima Cruz, denominándose Cruz de los Labradores, en homenaje a este colectivo por su trabajo duro en las tierras de secano de estos años. Paso de JESUS NAZARENO año 1957 obra del escultor pilareño Manuel Ribera Girona, quien lo define así: Nazareno humanizado, campesino de manos rudas, como los hombres que trabajan de sol a sol. Este Nazareno respira hombría y resignación sin límites, es la plasmación humana de los habitantes de este pueblo, que tome como modelo viviente. CRISTO YACENTE. AÑO 1958, También obra de Manolo Ribera, del cual dice así: En el Cristo Yacente quise interpretar, el cuerpo del hombre, en el total abandono de la muerte.

Estas dos nuevas obras fueron financiadas con la recaudación de varias funciones de teatro realizadas por la juventud de esta época.

DISTRIBUCION DE TERRITORIOS PARA CADA COFRADIA.

En el año 1967  las procesiones reciben un importante impulso que diseñara su futura organización D. Arsenio y su grupo de colaboradores, acuerdan con los directivos de las cofradías recién creadas, la distribución de un territorio o barrio para cada una de ellas, haciéndose cargo los vecinos de estas calles, del paso asignado para arreglarlo y procesionarlo con total autonomía. Esta decisión aumentó el interés de los habitantes de cada zona, para que su cofradía  se organizara y desfilara mejor, en sana competencia con las otras. Hoy día y en general se continua con esta misma organización y distribución.

JUNTA MAYOR DE COFRADIAS. La decisión más importante para la Semana Santa Pilareña fue tomada el día 26 de abril de 1996, siendo párroco D. Mariano Martínez Bernad,  con la creación de la Junta Mayor de Cofradías. Que con una misma dirección representa a todas las Cofradías, coordina y dirige todo lo relacionado con los actos de la Semana Santa. Crea la figura del Cofrade Distinguido y del Pregonero, anima la creación de bandas de cornetas y tambores en diversas cofradías, incorpora la tamborada del martes Santo y la procesión del Encuentro en la Calle de la Amargura el Miércoles Santo. Y lo más importante, dedicar los domingos de cuaresma una misa a cada Cofradía, presidida por la imagen titular de la misma. También la decisión tomada el año 2004, de crear un fondo social de Caridad en cada Cofradía y la propia Junta, para atender labores de caridad y ayudar a Entidades Benéficas.

PROCESIONES ACTUALES. Las procesiones actuales de nuestra Semana Santa, han conseguido una gran expansión, superando sus propias expectativas y previsiones, se han convertido en uno de los principales acontecimientos de nuestro pueblo. El mérito es de todos, desde sus dirigentes, hasta el último cofrade, contribuyendo a un trabajo común, con un interés y una ilusión sin límites.

En mi opinión aparte de la gran belleza y calidad de sus imágenes, destacaría el ORDEN mantenido en todos los desfiles: Los nazarenos acompasados en su caminar sin perder un momento la marcialidad del paso. La coordinación de los costaleros, su majestuoso ritmo portando el peso de los distintos tronos sobre sus hombros. El buen hacer de los jóvenes componentes de las bandas de cornetas y tambores que acompañan el recorrido. Las manolas que llenan de hermosura nuestras calles con su elegancia y belleza.

EL SILENCIO. Creo que  lo más importante a destacar en nuestras procesiones es el silencio, en todas y cada una de ellas. Para mí los más significativos son los siguientes; Tarde del domingo de ramos. Salida de su sede de la Virgen Esperanza Pilareña. Esos minutos que la Virgen cruza el umbral del local a la calle San Isidro, se produce un silencio de expectación y emoción contenida que corta la respiración y acongoja el corazón. Se rompe el silencio con la primera “levantá” de  la Virgen en la calle que es aclamada con vivas, saetas, poemas y música.

JUEVES SANTO. Procesión del Silencio. Noche oscura, el sonido de  un tambor. Todos unidos al Cristo Crucificado. Se produce un silencio colectivo, profundo y reflexivo, que en la oscuridad nos hace meditar sobre nuestra fe íntima y personal, el amor, el perdón. ¿Cuántas oraciones se derraman esa noche? Por los padres, hermanos, hijos que ya no están con nosotros, por los enfermos familiares y amigos, por los problemas del día a día que no podemos solucionar. Desde lo más profundo del corazón te pedimos: Señor escucha nuestra oración. También esta noche oscura y silenciosa es para dar gracias al Señor. ¿Quién no ha recibido sus favores? Seamos agradecidos.

DOMINGO DE RESURRECCION. Procesión del Encuentro. La Virgen Dolorosa a la que acompaña San Juan, se encuentra con su hijo Resucitado. El Sacerdote levanta la Custodia con la Hostia consagrada. En ese instante se produce un silencio profundo, esperanzado y de alegría, que nos da la Resurrección a una Nueva Pascua.

LA INTEGRACION. Otra de las singularidades de nuestra semana santa es la integración. Se han incorporado en todas las cofradías personas procedente de varias Comunidades Autónomas e incluso de otros países, siendo acogidas con toda normalidad. Haciendo honor a uno de los principales valores de este pueblo como es, la acogida y la aceptación. Herencia que recibimos de nuestros padres y abuelos y que de esta forma trasladamos a nuestros hijos y nietos.

No quiero dejar de destacar la labor de la mujer pilareña. Mujer activa de rasgos y belleza mediterránea, que participa en todas las actividades locales, atiende su hogar y su presencia en la Semana Santa es mayoritaria y eficaz. También merece atención y destacar, los versos y pequeñas poesías que diversas personas escriben en libro oficial de S. Santa, que expresan sus sentimientos más profundos, hacia su imagen más querida, comentaremos algunas en este pregón, como está dedicada a los costaleros: por Mª Carmen Villaescusa.

Para tenderte un puente _ entre la tierra y el cielo,

Aquí tienes, Señor mis hombros de costalero.

Mis hombros de costalero – aquí los tienes, Señor,

Que no caben en mi pecho – todo el amor que me tienes,

Todo el amor que te tengo. Que por ser tu lazarillo –

Quise ser tu costalero, para tenerte más cerca –

Para llevarte más dentro. Aquí los tienes. Señor –

Mis hombros de costalero. Y aquí me tienes a mí –

Y aquí tienes lo que tengo.

PROCESION GENERAL. Abre el desfile la bella imagen del Santísimo Cristo de  la Eucaristía, realizada por el escultor pilareño D. José Sánchez Lozano, mundialmente conocido por la cantidad y calidad de sus obras. Este Cristo nos ofrece con su mirada tierna el Cáliz con la Sagrada Forma, para compartir con todos, su cuerpo y su sangre “Tomad y comed este es mi cuerpo”. “Tomad y bebed esta es mi sangre”. Se queda permanentemente con nosotros en la Eucaristía para demostrarnos su amor eterno.

JESUS NAZARENO. Y cargando con su cruz fue recorriendo las calles hasta el monte Calvario. La Cruz de todos los pecados del mundo, las injusticias de todo ser humano. El que nos predicó el amor  y el perdón “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. “Perdonaos mutuamente siempre”. Todos llevamos nuestra cruz, queramos verla o  no, será distinta para cada uno y la llevaremos de manera diferente, de una forma será gloriosa y de otra de maldición. Pero siempre tendremos como Jesús una Verónica que enjugara nuestro rostro y un Cirineo que nos ayudará a llevar la cruz hasta el final del camino.

NTRA. SRA. DE LA ESPERANZA PILAREÑA. La Virgen sigue a su Hijo llena de dolor y amargura, viéndolo pasar por la Vía Dolorosa cargado con la Cruz, lo sigue con la mirada y con la esperanza de darle  un beso y un abrazo antes de su muerte. La imagen de la Esperanza Pilareña, refleja muy bien en su cara esos sentimientos de la Virgen. Su rostro lagrimoso expresa el dolor por los sufrimientos de su hijo cargado con la cruz y también con su mirada mantiene la esperanza de abrazarlo.

EXPERIENCIA PERSONAL. Para mí la esperanza es el sentimiento más importante que me ha mantenido ante mi grave enfermedad y ante una desgracia familiar, que te produce dolor y sufrimiento, he confiado siempre que habría una solución favorable para todo, por eso mi oración a Dios y a la Virgen siempre es de esperanza

Virgen de la Esperanza – junto con la del Pilar,

Escuchaste mis suplicas – en mi grave enfermedad.

Hoy agradecido a tu bondad – quiero expresarte todo mi afán,

En quererte y amarte más – con mi oración sincera llena de paz.

¡Qué hermosa eres Señora! – cuanta alegría me das

Con este pregón de amor – de corazón, las gracias te quiero dar

CRISTO CRUFICICADO. Cristo termina su pasión en el Calvario y es crucificado en la Cruz. En sus últimas palabras nos deja la mejor herencia espiritual, cuando dice al buen ladrón “Mañana estarás conmigo en el Paraíso”. Nos deja el más auténtico y hermoso mensaje de amor “Padre perdónalos que no saben lo que hacen”. Es decir el amor y el perdón al enemigo. No se puede dar más. Perdonar al hermano que nos hace daño o nos insulta, muchas veces los hacemos, lo hacen también los ateos y los no creyentes, pero Cristo quiere que sus discípulos los cristianos sean conocidos por el amor y el perdón al enemigo. Así lo hizo El en su agonía.

Digamos con Esperanza Carrasco:

¿Por qué Señor? Yo pregunto – fue tan triste tu agonía,

Tanto dolor y amargura – fue apagando tu vida.

¿Por qué Señor? Sin motivo – fue tu cuerpo maltratado,

Te pusieron corona de espinas – y en la cruz fuiste clavado-

¿Por qué Señor? no lo entiendo – tan largo calvario vivieras,

Sin que nadie pudiera evitar – que tanto dolor sufrieras-

¿Por qué Señor?, tú fuiste – ejemplo de amor y humildad,

La vida por nosotros diste – y por toda la humanidad.

LA PIEDAD.  El paso de la Piedad se contempla en silencio y recogimiento. La Virgen con una expresión triste y de dulzura a la vez, mira el rostro desfigurado de su Hijo, acaricia su cabeza que sostiene sobre las piernas. Lo ve y no lo puede creer que lo hayan dejado así ¿Por qué? Por practicar el amor y perdonar siempre. ¡No lo puede entender!- Al igual que hoy no podemos entender la actitud de personas y colectivos que tratan de destruir todo lo cristiano.

Le sigue la cruz desnuda y sola despojada del cuerpo de Cristo. Es lo que nos puede pasar a nosotros cuando Jesús desaparece de nuestra vida, nos quedamos solos sin consuelo y esperanza y no encontraremos la paz hasta que ocupemos el hueco dejado por Cristo en la Cruz.

SANTO SEPULCRO. Muerto y sepultado descendió a los infiernos. Cristo en el sepulcro nos llama al silencio y a la meditación, sin muerte no puede haber resurrección y la muerte para un cristiano es el pecado. Meditemos en los más profundo de nuestro ser toda nuestra historia, que nos perturba y nos impide ser felices, seamos valientes para enterrar en el sepulcro toda nuestra malas acciones y de esta forma renacer de nuevo al amor de Cristo resucitado.

VIRGEN DOLOROSA. La Virgen dolorida y llena de pena va desgranando sus lágrimas, la precede el Apóstol San Juan, que nos dejó en su Evangelio las palabras más hermosas sobre el amor y el perdón que pronunció Jesús “Os doy un mandamiento nuevo que os améis los unos a los otros, como yo os he amado”. “en eso conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.”

La Virgen, esta mujer sencilla que más amo y más sufrió, siguiendo los deseos de su Hijo, se instaló en la casa de Juan, segura de que su hijo resucitaría como les había prometido.

Despidamos a la Virgen con estos sencillos versos de Concepción Patiño:

Así madre del dolor – yo busco tu compañía

Para sentir cada día – la grandeza de su amor.

Qué hermoso en el amor – y así amaste sin medida,

A quien fue dador de vida – dando esperanza al dolor.

Aquí, ya te digo adiós ¡Oh Virgen de los Dolores!,

Al pedirte que no llores, que alegres nos quiere Dios

Y AL TERCER DIA RESUCITO. Cristo ha resucitado. La muerte ha sido vencida. Es el paso de la oscuridad a la luz. Nada habría tenido sentido en la pasión y muerte de Jesús sin la resurrección, y resucitó para todos, de cualquier raza o color. Si Cristo resucitó de entre los muertos, nosotros resucitaremos con Él para Vida Eterna.

En la solemne misa de la Vigilia Pascual, el Sacerdote en la calle enciende el cirio pascual,  la Luz de Cristo, y entra en el Templo pasando la luz a las velitas de los fieles para que ellos reciban también esta luz.

Esta Luz de Cristo que se nos ha dado, debemos transmitirla a toda la gentes que está esperando una palabra de amor y de paz. La actual sociedad tan desorientada está deseando que se le hable de Dios, con testimonios y ejemplos de una vida feliz y auténticamente cristiana y a eso estamos llamados los que hemos recibido le Luz de Cristo. No tengáis miedo nos dice Jesús en el Evangelio. No tengáis miedo nos repiten los últimos papas Juan Pablo II y Benedicto XVI y yo os lo digo con palabras del poeta:

En el nombre de Dios de los amores,

Canto la fe que llena el alma mía,

Y te ofrezco un tributo de poesía,

Que ha brotado de mis labios pecadores.

Ante la faz del mundo, sin temores,

Como los hombres de mi raza un día

Yo confieso, con firme valentía,

La Fe que me legaron mis mayores;

Y como en ella vivo, en ella adoro,

Y en ella cifro mi esperanza suma,

Mi escudo intacto y mi mayor tesoro-

Ante esta edad burlona y descreída

La confieso y la afirmo con mi pluma….

¡Y si fuera preciso, con mi vida!

Que palabras tan bonitas y nobles:

Yo confieso, con firme valentía

La Fe que me legaron mis mayores

¡Y si fuera preciso, con mi vida!

UNA PETICION. Antes de terminar, me uno e invito a todos a participar en la iniciativa del Ayuntamiento y la Junta Mayor de cofradías, de realizar una donación de sangre de toda la gran familia cristiana. Igualmente la hago extensible a todos los presidentes  de  las cofradías y hermandades que nos honran con su presencia aquí esta noche, para que lo hagan en sus pueblos y ciudades. Sin duda sería un gran testimonio de amor al prójimo.

 

Los que hemos tenido enfermedades graves, sabemos lo importante que son estas donaciones. Porque la sangre es vida.

Termino como empecé, recordáis aquellos niños monaguillos de los años 1940 que con el Párroco D. Antonio Godoy preparaban la semana santa, monumento, procesiones y la misa de resurrección por la ilusión de tocar las campanillas. Pues bien, a ellos quiero dedicarles este pregón y de forma muy especial  a aquellos que ya no están con nosotros y que desde el Cielo nos miran. Como son

Manolin, Antoñin, Alejandro y Poli Ros Castejón “Los de Fidel”.

Juan Samper Martínez. “Juanín El Curro.

David Martínez Albaladejo. “Calichín”.

Luis García Martínez. “Luisín”.

Antonio Sánchez Escudero. “Antoñín el de Felicia”.

Ángel Pujol Sáez. “Riñañin”-

Adolfo Martínez Ortiz. “Adolfo de Maravilla”.

Francisco García Tárraga. “Paquito el Recobero”-

Antonio García Ortiz. “Antoñin el de Ramona”

Manuel Coll Esparza. “Manolito Coll”.

Antonio Sánchez García. “Antoñin el del Manco”.

Pedro Quesada Martínez. “Pedrucho”.

 

VA POR ELLOS.

 

JOSE ALBALADEJO AVILES.

 

28 de Marzo de 2.009.-

18

Lucas Rafael Galvañ Ruso. Nace en Crevillent (Alicante) el 24 de Octubre de 1972. Ingresa en el Seminario de Orihuela en el año 1983 a los 11 años de edad. Allí permaneció 14 años cursando los estudios de EGB.; Bachiller y Estudios Eclesiásticos.

El 4 de Octubre de 1997, fue ordenado Diácono en la Parroquia de San Francisco de Asís de Alicante, de manos del entonces Obispo de Orihuela – Alicante Monseñor Victorio Oliver Domingo. Ordenado Sacerdote por el mismo Prelado el día 27 de Junio de 1998 en la Basílica de Santa María de Elche.

 

Desempeñó su primera tarea pastoral en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Elche. Allí permaneció siete años como Vicario Parroquial de la misma.

Fue pregonero de la Semana Santa de su pueblo, Crevillent, en el año 2000.

Director de la Casa de Espiritualidad Diego Hernández desde febrero del año 2002 hasta Diciembre de 2004.

 

Profesor de Religión del I.E.S. La Torreta de Elche los años 2001 al 2004.

Desde Septiembre de 2004 es Párroco de la Parroquia de San Miguel en San Miguel de Salinas y Administrador Parroquial de Ntra. Sra. del Pilar en Los Montesinos.

Esta tarea parroquial la compagina con las siguientes atenciones pastorales:

Consiliario Diocesano del Movimiento de Acción Católica Mujeres Trabajadoras Cristianas desde el año 2001.

 

Profesor de Religión del I.E. S. Los Montesinos desde el año 2004.

Consiliario Nacional del Movimiento de Acción Católica Mujeres Trabajadoras Cristianas desde octubre de 2007.

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Texto integro del Pegón pronunciado en la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. del Pilar, el día 8 de Marzo de 2008.

 

«Al estar aquí con todos vosotros con el encargo de ser pregonero de vuestra Semana Santa, me encuentro con una gran responsabilidad, sabiendo que he sido nombrado para ocupar este lugar, por la feliz coincidencia de ser el Párroco de San Miguel de Salinas, lugar desde donde fue trasladado el Santísimo Sacramento hasta este lugar donde hoy nos encontramos, vuestro templo Parroquial.

 

Queda ya lejano aquel día de 1753, en el que el entonces cura párroco de San Miguel D. José Marín, subido sobre los lomos de una mula, en una imagen que nos evoca el momento en que Jesús entró a lomos de una borriquilla a Jerusalén,  trasladó el mayor tesoro que poseemos los cristianos, la Eucaristía, para que desde ese momento, en esta Parroquia se adorara a Jesús Sacramentado.

 

Hoy, la divina providencia, ha querido que yo ocupe el lugar que antaño ocupaba este sacerdote y que por esta feliz coincidencia, tenga el encargo de abrir con este Pregón el inicio de esta Semana Mayor de los cristianos, que aquí en el Pilar, tiene sus propias características e historia.

 

He de agradecer a vuestro Cura Párroco y buen amigo mío D. Francisco, el que me haya propuesto para estar aquí con vosotros esta tarde. A  él lo conozco ya 24 años, desde que un 29 de Septiembre del año 1983, ingresamos en el Seminario de Orihuela, entonces estábamos a punto de cumplir los 11 años, y allí comenzamos una etapa de nuestra vida que terminaría en nuestra ordenación sacerdotal el 27 de Junio de 1998. Hoy los designios de Dios, han hecho posible que nos encontremos en parroquias cercanas y tan unidas espiritualmente por la historia.

 

Como no agradecer a la Junta Mayor de Cofradías del Pilar, el que aceptarán mi nombramiento a propuesta de vuestro párroco y que en la persona de su presidente D. Ramón Eugenio, me invitara amablemente a compartir con vosotros estas palabras, que no pretenden ser más que una reflexión, desde mi condición de sacerdote, de cómo vivir la Semana Santa aprovechando todo lo que en estos días, la liturgia y las procesiones, nos ofrecen.

 

Os comentaba, que es una gran responsabilidad la que hoy me habéis encomendado. No soy de vuestro pueblo y tampoco se puede decir que os conozca demasiado. Es verdad que en el poco tiempo en el que estoy en San Miguel y Los Montesinos he hecho buenos amigos, además comparto con otros dos pilareños, por razón de mi ministerio sacerdotal una amistad. Me refiero a  D. Ginés Ortiz y a D. José Francisco Pastor, ambos sacerdotes de este pueblo, con Ginés como compañero de arciprestazgo, con José Francisco como compañero de Seminario con el que compartí varios cursos.  Pero por encima de todo, me anima el dirigiros estas palabras, el saber que compartimos una misma fe y una misma ilusión por celebrar estos días de Semana Santa. Ya sabéis que soy nacido en Crevillente, pueblo donde la Semana Santase vive con especial intensidad. Por todo ello, con la petición a Dios de que mis palabras sirvan para ayudar a vivir estos días santos, me dispongo a proclamar este pregón de Semana Santa en este año 2008, para todos vosotros.

 

Señor Cura Párroco, Señor Presidente y Junta Mayor de Cofradías del Pilar de la Horadada y presidentes de las ocho cofradías que la integran, Cofrade distinguida en este año 2008, Excmo. Sr. Alcalde y Corporación Municipal del Pilar de la Horadada, Sr. Presidente del Cabildo General de Agrupaciones De Semana Santa de San Pedro del Pinatar, amigo D. Ángel, alcalde de San Miguel de Salinas. Amigos todos:

 

Un año más, decimos con orgullo que en estos días se declara abierto el tiempo de gracia. Empiezan los días santos, los días grandes, en que nuestro Señor Jesucristo dio las más hermosas pruebas de amor.

 

La primera imagen en la que os invito a poner la mirada es en la Cruz. Durante ocho días, Cristo con su cruz, recorrerá cada una de nuestras calles, para recordarnos lo que estamos celebrando y viviendo. La Cruz que como nos decía San Pablo «es motivo de escándalo para muchos, señal de debilidad para otros, pero para los que creemos en Cristo, es la fuerza de Dios» porque la fuerza, al contrario de lo que muchos piensan, se manifiesta en la debilidad.

 

El solemne Vía Crucis que celebráis en el Pilar el Viernes que llamamos de Dolores, nos recuerda que la cruz, lejos de ser oscura, es luminosa; mirarla nos dice que no es signo de derrota, sino de triunfo; contemplarla nos debe hacer pensar que está llamando a vivir la Semana Santa a los que estamos aquí abajo, pero señalando hacia el cielo, recordando a los que un día con su esfuerzo y su fe, hicieron posible que hoy gocemos y vivamos estas procesiones. Pero también la cruz, nos hace una llamada al Perdón y a la reconciliación entre todos nosotros. Tal vez dos palabras extrañas a nuestra sociedad, pero que debemos esforzarnos por vivir en plenitud si queremos vivir de verdad la Semana Santa, o ¿acaso no es eso lo que nos enseña Cristo al verlo pasar en los distintos pasos que forman nuestras procesiones?

 

Este Viernes de Dolores, está íntimamente unido a la Virgen María en la contemplación de su dolor. Y es que ella es la buena madre, que de su mano, nos guía por este camino que empezamos a recorrer el Domingo de Ramos y que nos introduce en los días Santos. El camino de María junto a su Hijo, es el camino de todos nosotros. Será un buen modo de vivir la Semana Santa si con ella, vamos tras su Hijo, no perdemos la Esperanza y vivimos el dolor con la confianza puesta en Dios.

 

María se convierte en estos días de un modo especial, en el modelo de todo creyente. Cuando Cristo en la Cruz entrega a María como Madre nuestra, sabe muy bien que el camino recorrido de la mano de una madre es mucho más llevadero. Por eso, el camino de María junto a su hijo cargado con la cruz y al pie de la Cruz, es el camino de todo ser humano que sufre. Dios no quiere el sufrimiento para el ser humano, pero en la vida, más tarde o más pronto, de un modo u otro, se presenta la cruz en forma de sufrimiento. Y por eso mismo, baja para dar sentido a lo que no puede tener sentido. Es absurdo sufrir, es estéril padecer si no hay una esperanza, si no existe una fuerza donde apoyarse para no caer. De ese sufrimiento, entiende muy bien María. Ella sufre en cada persona que pasa por momentos de dificultad, sufre en tantas madres que pierden como ella a sus hijos, en tantas mujeres maltratadas o menospreciadas por su condición de mujer; sufre en cada una de esas mujeres trabajadoras que tienen que hacer frente día a día a múltiples dificultades. En aquellas que por su situación y condición no han podido tener más posibilidades y pasan su vida sólo dando amor y transformando de esta manera el mundo que les rodea. María sufre en todos aquellos que buscan una vida mejor y que abandonan su tierra por buscar un futuro para su familia. Es la madre de los que tienen que venir de lejos, los que arriesgan su vida en una patera, los que se sienten inferiores porque la gente los mira mal por no ser de los nuestros, los que son explotados y viven en situaciones infrahumanas. Ella sufre en cada hombre y cada mujer que no tiene nada.

 

Por eso, en estos días, os invito a mirar la cruz y a recorrer junto a Cristo este camino, sin olvidar a los que hoy están crucificados. Junto a María os invito a recorrerlo para no perder la esperanza. A la cruz, hay que mirarla de frente, sin miedos, sin huir, porque nos señala que vamos a contemplar el amor de un Dios que se empobrece, para enriquecer a los hombres; de un Dios que se empequeñece, para ponerse a la altura de los hombres, elevándolos; de un Dios que se hace siervo, para lavar los pies de los hombres; de un Dios que se hace comida, para alimentar las hambres de los hombres; de un Dios que se hace cordero, para cargar los pecados de los hombres; de un Dios que sufre hasta la muerte, para dar vida a los hombres; de un Dios que bajó a los infiernos, para sacar de las tinieblas a los hombres. Nunca se ha visto en la tierra un amor tan limpio y generoso.

 

Pero la misma cruz nos dice que veremos también cómo la muerte fue engañada y vencida, porque su amor es más fuerte que la muerte y nos regaló la luz de la inmortalidad. Y así, nos enseñó que el camino de la victoria pasa por la derrota, que el camino de la vida pasa por la muerte, que el camino de la luz pasa por la cruz.

La cruz, nos debe hacer salir al encuentro de aquel que sufre, como la mujer verónica, que en medio de los gritos y la burla de la gente se hizo fuerte para calmar el cansancio del que llevaba la cruz. Poco sabemos de este extraño personaje, pero en nuestras tradiciones ha quedado reflejada su valentía y coraje para hacer frente a las dificultades y salir al encuentro de Cristo. El que va a morir en la cruz, es el mismo Cristo, que días antes ha sido aclamado en su entrada triunfal de Jerusalén. El mismo Señor que había repartido pan entre la multitud con tan sólo cinco panes, enseñándonos de este modo, que para hacer, no sólo basta con tener sino con querer y compartir lo que tienes, aunque te parezca que es poco lo que hay. Si das, Dios se encargará de hacerlo crecer. El mismo Señor que en la Eucaristía nos entregó ya no sólo pan sino a Él mismo, cuando dijo Tomad y comed… Tomad y bebed…; ese Cristo, es el mismo que ahora está cargado con la cruz y ha sido abandonado por aquellos a quienes llamó sus amigos. Pero este Señor, no está solo,la Verónica con el coraje de un creyente sale al encuentro de Cristo y como regalo se encuentra impreso en su pañola Santa Faz. Dos lecciones me enseñan el coraje de esta mujer. La primera, es a no esconderse de nada por el temor al que dirán o al que pasará. No es el cristiano un hombre, una mujer que deba esconderse. No debe ser aquel que quede encerrado en la Iglesia y no debe hacer oír su voz. Como la Verónica, hemos de sacar el coraje para hacer oír desde el respeto y la propuesta nuestra voz. La segunda enseñanza es, que al que sufre hay que mirarlo a la cara para prestarle nuestra ayuda. No podemos pasar ante el sufrimiento de los otros de puntillas para no molestar y mucho menos escondernos. De este modo, si actuamos así, quedará reflejada en nosotros la imagen de Cristo. El Cristiano llevará impresa en su vida la imagen de aquel que se esfuerza por imitar y comprenderemos que se hacen realidad la palabras de Cristo cuando nos dice, «a quien le hacéis a mí me lo hacéis a quien no se lo hacéis tampoco a mí me lo hacéis».

 

La contemplación de la Pasión de Cristo, tendrá su momento culminante cuando al llegar el Viernes Santo, contemplemos el amor de Dios que se ha hecho tan cercano, que no sólo se ha conformado con decirnos que nos ama, sino que a dado su vida por nosotros para recordarnos que se han cumplido sus palabras cuando dijo: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos». Y así contemplaremos a Cristo Crucificado, agonizante en aquellas horas terribles de su vida, en la que nos dice el Evangelio que también el cielo se oscureció y descargó una gran tormenta, casi representando de este modo, que también Dios Padre llora la muerte de Dios Hijo. Al contemplar a Cristo agonizante, hemos de mirar a tantos crucificados de nuestra sociedad.

Ante aquellos que preguntan cómo podemos sacar a la calle el sufrimiento de un hombre, debemos decir que miren a su alrededor y que observen si no siguen existiendo todavía muchos Viernes Santos, que miren en la cruz el mayor gesto de amor de Dios para con el ser humano. En la cruz vemos la Victoria de Cristo sobre la muerte. En la noche del Viernes Santo nuestros ojos, deben ser ojos agradecidos porque debemos sentirnos amados; digamos si se puede dar más amor que entregando la vida por los demás. Mirar a Cristo crucificado es una llamada al perdón. Nuestra vida no puede ser la misma si vivimos de verdad lo que las procesiones nos enseñan. No podemos quedar pasivos ante las imágenes que representan la locura de amor de Dios por los hombres.

 

Y contemplaremos a Cristo en los brazos de su madre, y le llamamos piedad porque está reclamando de este mundo nuestro también la piedad para tantas personas que hoy son víctimas de  las injusticias. Piedad ante el clamor de tantas personas inocentes que mueren, piedad para aquellos que han apagado su voz porque no les han dejado nacer, piedad para aquellos que se enfrentan cada día a condiciones laborales injustas, piedad para tantas personas solas en sus hogares sin que nadie se acuerde de ellas. Piedad, para tantas situaciones en la que podemos encontrar a Cristo muerto.

Y al contemplarlo Yacente, con el costado abierto, no podemos dejar de pensar que nuestra vida no puede ser la misma cuando contemplamos lo que Dios ha hecho por nosotros.

Las procesiones, serán así, la mejor expresión de lo que los cristianos estos días vivimos, y si todos nos esforzamos para que sean vividas con devoción e interioridad se convertirán en una catequesis. Catequesis es enseñar lo que creemos; sacar las imágenes a la calle, es ante todo, una manifestación de nuestra fe. Nuestros antepasados movidos por sus creencias nos legaron un testamento cargado de fe y devoción; nuestro agradecimiento a los que nos precedieron será conservar íntegro lo que la Semana Santa significa. Porque las procesiones en este mundo nuestro tan ruidoso, pueden perder el sentido de lo que hacemos. No podemos negar que son una expresión cultural, pero son ante todo, una manifestación de nuestra fe y como tal las debemos conservar. En este mundo, lleno de avances, pero también de incertidumbres y de pérdida de sentido de las cosas, las procesiones, deben ser capaces de mostrar al hombre-Dios, que con su vida, y de modo especial con su pasión y muerte, ha mostrado el auténtico sentido de la vida de los hombres de todos los tiempos; por eso, las procesiones lejos de ser algo que nos recuerdan lo que pasó, son tremendamente actuales si nos enseñan a vivir nuestra vida en plenitud. Es a nosotros, de modo especial a la Junta Mayor,  a los que nos toca llenar de sentido estos días, no sólo procesionando las imágenes, sino viviendo lo que hacemos. La belleza de las imágenes, que aquí en el Pilar tienen su máxima expresión en las esculturas de dos imagineros nacidos entre vosotros, como son Sánchez Lozano y Ribera Girona, a los que se unen los nombres de otros escultores que han labrado bellas imágenes, deben servir para ayudarnos a vivir interiormente lo que vemos plásticamente. Los días de la Semana Santa, deben servir para comprometerse, días de acercarse a todos los que celebran en vivo estos misterios; a descubrir la presencia del Cristo doliente en los que sufren, en las víctimas que siguen padeciendo la tortura; descubrir la presencia de Cristo misericordioso en el que sirve y el que libera; descubrir la presencia de Cristo en el que lucha y en el que espera.

 

Y de este modo, podremos acompañar el dolor de María en cada hombre que sufre. Acompañar a tantas dolorosas que caminan a nuestro lado. Junto a la madre, siempre está la figura del joven discípulo amado. Y es aquí donde me gustaría hacer una reflexión a todos los presidentes de las distintas cofradías. Las cofradías, suelen atraer a un buen número de jóvenes que durante estos días, suelen acercarse para cargar sobre sus hombros los distintos pasos de la pasión de Cristo. No cabe duda, que las procesiones de Semana Santa, son más atrayentes que muchos de los actos que durante estos días celebramos en la liturgia. Son jóvenes, decididos, con buena voluntad, luchadores, que ponen pasión en lo que hacen. En muchos de ellos podemos ver la imagen del joven discípulo, Juan. Son ellos los que mejor pueden expresar el acompañamiento que hizo junto a María al pie de la cruz cuando acompañan a Cristo en las procesiones. Hemos de hacer crecer la imaginación, para hacer posible que todo no quede en esto. Agudicemos el ingenio para poder llenar su espíritu, para alimentar su interior. Se hará necesaria la estrecha colaboración con la Parroquia, me consta que así lo hacéis, para poder mostrar a todos los que con buena voluntad y buen corazón estos días se acercan, que Cristo tiene para el hombre la mejor propuesta para conseguir la felicidad. Si Juan era el preferido de Jesús, tal vez por su juventud e inexperiencia, también los jóvenes deben tener una atención prioritaria en las distintas cofradías.

 

Pero puede parecer que todo tenga su razón de ser en el sufrimiento, en la pasión y muerte de Jesús; no tendría sentido la Semana Santa si nos quedásemos ahí. Es en la mañana de Resurrección, cuando la madre, se encuentra con el Hijo, cuando descubrimos el sentido verdadero de lo que celebramos. El encuentro emocionado de Jesús Sacramentado con María, nos debe hace mirar a todos con ojos nuevos. No será una Semana Santa más la que ha pasado, será la misma de años anteriores y sin embargo será diferente. Mirar a Cristo muerto y resucitado nos debe hacer recordar que no podemos pasar los días sin ponernos al servicio de los otros. La celebración de estos días santos, no nos puede dejar indiferentes. Tras el esfuerzo que supone sacar las imágenes a la calle, deben ir las ganas de cambiar algo de mi vida, debe ir la ilusión de hacer de este mundo algo nuevo, de no tener miedo ante los nuevos tiempos, sin olvidar lo que de verdad importa. Por todo ello, nos daremos cuenta que será diferente cada año, si somos capaces de vivir lo que nos enseña aquello en lo que ponemos tanto amor. Cristo resucitado, nos dice que es posible vivir una vida nueva si cada día hacemos de este pueblo, de este mundo, un lugar donde no haya cabida para el odio y el rencor. Sólo así, es posible hacer que nuestra semana Santa sea cada año distinta.

 

Así, queridos pilareños, os invito a vivir la Semana Santa desde la oración y la solidaridad; una Semana Santa que consiga quitar alguna estación del Vía crucis, algún azote o alguna espina menos; alguna hora menos de agonía y de tortura, menos caídas y menos lágrimas, menos expolios, menos crueldad y menos injusticias, menos sed y menos abandono. Abreviar los días y las horas de la Pasión para que lleguen cuanto antes y sean más largos los días de la santa Resurrección. Así es como cada año, las procesiones nos deben hacer recordar lo que un día alguien por amor hizo por nosotros, y de nuevo escuchar en nuestro interior  aquellas palabras de Jesús: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos». Que de nuestra vida broten las palabras de la Samaritana a Jesús cuando este se presentó como el agua viva: «Dame Señor de esa agua para que nunca más tenga sed»

 

Amigos cofrades, pilareños, amigos todos… permanezcamos al lado de María, en pie, firmes junto a la cruz, y quiera Dios que mis palabras hayan calado hondo en vuestros corazones, decididos a calmar la sed ardiente de Jesús en su agonía.

 

Nada más. Gracias por vuestra atención y ¡buenas noches!»

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BIOGRAFIA:

Manuel Ribera Girona. Pregonero Semana Santa 2006

Por María García Samper. Directora de la Casa de Cultura de Pilar de la Horadada.

 

En el año 1931, nace un niño en San Pedro el Pinatar, a quien bautizan con el nombre de Manuel, aunque cuando cumple los dos años ya es un pilareño más, y en dos más, es decir con cuatro años inicia su desarrollo artístico modelando figuras de barro, materia que le ofrecen las ruedas de los carros al pasar por la puerta de casa, en la plaza Campoamor. Este barro está por entonces mezclado con paja y restos de excremento de las ovejas del Tío Ricardo. Más tarde ya inicia la creación de su propia materia prima.

Tiene 14 años cuando marcha a Murcia para iniciar sus estudios en Artes y Oficios, al mismo tiempo que trabaja como discípulo en el taller del escultor Sánchez Lozano. En esta ciudad restaura el Museo Salzillo y realiza las imágenes en la Iglesia de San Nicolás.

Durante el periodo de tiempo que trabaja en el Taller de Sánchez Lozano, el incremento de sus obras florece ampliamente. En esta época su habilidad dentro del arte civil queda reflejada en los bustos retratos que representa en Pilar de la Horadada. Entre ellos los pertenecientes a Natalia Hernández, Gudelia Pérez, Milagros Girona, La Tía Isabel, El Tío Gregario el de los Picos, Gratiniano Baches, Alicia Zilbermann

Marcha al Servicio Militar, donde continúa su labor modelando varios bustos de personalidades. Cuando finaliza, a su regreso crea La Piedad y La Verónica para San Pedro del Pinatar, El Nazareno, El Cristo Yacente , para Pilar de la Horadada , El Cristo para la Academia General del Aire. El Cristo Crucificado, El paso Procesional de cinco esculturas tallado en madera de la Coronación de Espinas para Orihuela. San Miguel para Elche y La Dolorosa, para Montesinos.

Llega a la capital de España, realizando dibujos en el Casón del Buen Retiro y en el Círculo de Bellas Artes. En el año 1960 se establece en Polop de la Marina, iniciando un desarrollo cultural, cuyo punto de partida son las tertulias en El sótano Medieval, haciendo posible con ello, la asistencia a esta población de literatos y artistas como: Benjamín Palencia, Paredes Jardiel, Manuel Dicenta, Camón Aznar, Luis Rosales, J. A. de Zunzunegui, entre otros, además de los grupos de Alicante, el Ilicitano y el Alcoyano, quienes aportan durante algún tiempo un gran desarrollo cultural a los alicantinos.

Manuel Ribera crea dos Galerías denominadas Polop I y Polop II, por las que transitan obras de Picasso, Miró y Chillida.

Crea al mismo tiempo una de las mayores colecciones de cerámica popular del siglo XIX. A finales de la década de los años sesenta, adquiere tres edificios en Guadalest que serán la sede sus museos.

El primero de ellos el Museo de Micro Miniaturas. Reduce el arte al mínimo tamaño llegando a efectuar esculturas invisibles al ojo humano, transformando por tanto, el concepto de arte en un único canon identificado con el ser humano. El segundo el Museo Micro Gigante, en el cual contracta la miniatura con la gran obra, y el tercero el de Arte Contemporáneo, donde exhibe una muestra de más de ciento sesenta piezas que realiza en Pilar de la Horadada con barro y son fuente documental de la historia de su pueblo desde el año 1935 a 1944.

Continúa el arte de la miniatura con el cual hace posible la creación de dos museos más ubicados en Benidorm y en Londres.

Recientemente ha llevado a cabo una decena de esculturas que representan los estados de ánimo, dentro de su Museo de Arte Contemporáneo, donde el surrealismo humanizado se unifica con el resto de la naturaleza.

Su mente crea una composición sorprendente, agregándole una libertad al mundo vegetal de la cual carece, por medio de esas alas que le adosa a los árboles, para que puedan deslizarse y envolvernos al resto de los seres.

Manolo acaricia el cielo, crea una depurada armonía en sus obras con una proyección artística ilimitada.

El hombre que agrega alas a los árboles. Un trabajo ingenioso contemplado por el arte.

En 2010 realiza en bronce la escultura de 3 metros que representa la segregación del pueblo de Pilar de la Horadada y otro grupo escultórico ubicado en una de sus plazas.

En un futuro próximo esta prevista su Fundación y la realización de un gran museo municipal de grandes proporciones para exhibir sus obras en permanencia en Pilar de la Horadada.

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PREGON COMPLETO:

 

Ilustrísimo Sr. Alcalde.

Señores Concejales.

Señor Presidente de la Junta Mayor de Cofradías, de Pilar de la Horadada, y señores presidentes, de las cofradías pilareñas.

Señora Cofrade Distinguida.

Señores Cofrades.

Señor Cura Párroco.

Señor Presidente, de la Junta Mayor de Cofradías, de Torrevieja.

Señor Presidente, del Cabildo General, de Semana Santa, de San Pedro del Pinatar.

Señores Presidentes, de las Asociaciones de Pilar de la Horadada.

Señoras y Señores.

A todos, mi más, cordial saludo.

 

Es notoria la labor, de la Junta Mayor de Cofradías, creada en 1996. Merece por tanto, una gran alabanza por su actuación, en la Semana Santa de Pilar de la Horadada.

También en este acto, quiero mencionar a Mari García, que merece por su labor de investigación, toda nuestra consideración.

Al grupo de teatro, y a toda persona que contribuye, al desarrollo cultural, favoreciendo la imagen digna, de nuestro pueblo.

A Mariana Baches, merecedora de todo respeto, y agradecimiento sin límites. Y a don Antonio Godoy, que está en el recuerdo de todos nosotros

 

En este pregón de Semana Santa, voy a incluir el pasado, y el ambiente campesino, de estos hombres, y mujeres, que desde antiguo, participaron en las procesiones, con solemnidad y respeto fiel, de sus tradiciones.

Hombres  del pueblo que supieran ser honestos, y que trabajaban, sin descanso, para sobrevivir, y obtener en guerra, y posguerra, ese pan negro de cebada, tiempo donde comer sin pan, era pasar hambre.

A pesar de todas las dificultades, los años que pasé con vosotros, fueron amables, inolvidable todo lo que pasó, y vivimos en nuestra juventud, en nuestras relaciones, reuniones y bailes, donde las chicas del Pilar, nos parecían las mejores del mundo: su dulzura, de sabor honesto, hacendosa mujer, maravillosa, de solo este lugar. Pasado que esta en mi recuerdo, aun hoy presente, y es que pienso, que el pregonero, tiene que pregonar, todo lo bueno y hermoso del lugar, con emoción y orgullo, sintiendo en su carne, algo de la historia vivida.

Aquí desde mis cuatro años, mis manos empezaron a modelar, la tierra del suelo, argamasa de espartos, fragmentos de plumas y excrementos de los ganados que a diario, pasaban por las calles, mezclándose en una arcilla orgánica y brava, como la misma vida rural que la pisaba.

Esculturas de este periodo infantil, se conservan en el museo de Guadalest, unidas al nombre del Pilar de la Horadada, y una fotografía, del pueblo del año 1931.

En estos años, fui conociendo a mis primeros amigos: Amalio, Eustaquio, Lucrecio, Manolín el de Fidel, Alfonso el de Rita, Manolo el Cano, los Bolteas, el Polsagueras, el Nano, y tantos otros, que nacimos antes de la Guerra Civil. Y que juntos, íbamos a la escuela, situada detrás de la iglesia, escuela pequeña, pero que para los pocos niños que íbamos, todavía sobraba espacio, teníamos escasez de libretas y lápices. La mayoría de las gomas eran trozos arrancados de las suelas del calzado.

Algunos utilizaban todavía, palabras del castellano antiguo, palabras que habían quedado aisladas en el tiempo. Y un carácter rudo, donde hablar correcto, era motivo, de censura entre los niños, que jugábamos y corríamos por las calles.

Se podía ver el mar, desde la plaza de la Iglesia, campos llanos, y divisar una amplitud, que abarcaba, de la Torre al Mojón.

En el centro de esta plaza, un día vi a Rate, el electricista, colocar un palo alto con una sola bombilla, esto fue un gran acontecimiento, el primer alumbrado de esta plaza, y posiblemente el único de todo el pueblo. El primer cine que pude ver, era mudo, en el lugar que hoy se construye el nuevo Ayuntamiento.

En el café de Arturo, mirando por debajo de las mesas, se veían los pies de los hombres, calzados con alpargatas, albarcas y esparteñas. Imágenes en el recuerdo, que muestra el nivel de escasez, y el contraste, del gran avance actual, económico y cultural, que ha superado el Pilar, siendo hoy, uno de los pueblos, con más capacidad, para realizar todo aquello que se proponga.

Mi aportación a la Semana Santa, son mis dos esculturas procesionales: El Nazareno, y el Cristo yacente. Antes de estas obras, restauré todo el conjunto de imágenes, del Museo Salcillo, y realicé las  cuatro esculturas del Gran retablo, de la Iglesia de San Nicolás de Murcia.

Estudié las mejores obras escultóricas castellanas, que mostraban como nadie, las expresiones y el dolor de la pasión; escultores como Gregorio Fernández, Alonso Cano, Berruguete y Diego de Siloé. Esculturas, que desde mi periodo de aprendizaje, me gustó contemplar con avidez, para ahondar en esa forma profunda, de comunicar la sobriedad, y el dolor sublime, que estos artistas sabían plasmar.

Cuando tallé el Nazareno, hace ya más de medio siglo, pensé en el suplicio de Cristo, pero unido a esto, quise hacer algo nuevo, que fuese totalmente nuestro.

Mirar conmigo y veréis, que las manos del Nazareno, son distintas a otros, estas tienen cruzados los dedos y se enlazan, para coger la cruz, y no soltarla, aun desfalleciendo. Manos rudas de campesino, que no cede ante la adversidad, Nazareno humanizado, campesino de manos rudas, como los hombres que trabajaban de sol a sol.

Este Nazareno, respira hombría, y resignación sin limites, por esto quiero que sepáis, que esta obra, es la plasmación humana, de los habitantes de este pueblo, que tomé como modelo viviente.

En el Cristo Yacente, quise interpretar, el cuerpo del hombre, en el total abandono de la muerte.

Esta imagen de Cristo, durante varios años, estuvo expuesta en un altar, donde las mujeres, con gran sentimiento y devoción, acariciaban el cuerpo, y besaban las heridas de sus manos, y su devoción insistente, rozó y gastó, besando, acariciando, el grosor de la pintura, y el espesor de la imprimación y varios milímetros de la madera, y tuvo que ser restaurado.

Esto demuestra, que las imágenes religiosas, tienen la propiedad de reunir y centrar los sentimientos, de los creyentes, cuando necesitan consuelo.

El imaginero, tiene que tener en cuenta, esa finalidad, y elevar la esperanza, de esos ruegos, con el logro de saber interpretar, las expresiones de las imágenes, que artísticamente realiza.

Veo también, como este pueblo se renueva, ya están lejos de nosotros, aquellas personas que lo fundaron, pero si encuentro, parecidos genéticos, en sus descendientes.

La vida sigue, y es posible que todos seamos un solo ser, en distintos cuerpos, como vasos ocupados con la misma esencia. La existencia, por ahora igual, que siempre, sigue siendo un misterio, y el temor ante la muerte, ha creado sus dioses, como única esperanza, que envuelve y define su destino.

Existe un halo, que proyecta mas allá de lo conocido, y un placer sensitivo, siguiendo adelante, buscando la conexión, donde se apoye, la esperanza de nuestra inmortalidad.

Este pensamiento, ha sido repetitivo, en casi todas las culturas, (trayectoria del ser humano desde la prehistoria) y se encuentra, incluso, en algunas pinturas rupestres, más antiguas y esquemáticas: representaciones de orantes que levantan los brazos al cielo, y otros muchos ejemplos, de la incógnita del pensamiento, que plasmaron, con esta intención, diversas manifestaciones del arte.

Es confortable siempre, venir al Pilar, y vivir la poesía del lugar, de un pueblo, que es el mas querido por todos nosotros, y recordar unidos, el pasado glorioso del esfuerzo, que ha conducido a los frutos que se han obtenido, viniendo de un campo seco, donde pastaban los rebaños del tío Ricardo y las cabras del tío Angelón. Y en el horizonte, se divisaban las siluetas de los arados, y de los hombres que se apoyaban, en la esteva, para clavar mas profunda la reja, abriendo surcos de progreso.

Yo conocí este pueblo, cuando sus campos solo eran secanos difíciles, sin un pozo artesiano, pueblo entonces, de pocos habitantes, pero que nada impidió, ser una gran familia.

¡Pueblo que llevaré en el corazón, mientras viva!

Por esto he querido dar este testimonio, y un abrazo entrañable a todos, y a cada uno de vosotros.

 

Manuel Ribera Girona.

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MIGUEL ANGEL CREMADES ROMERO – Pregonero 2001

El Rvdo. Sr. D. Miguel Angel Cremades Romero nació en Elda (Alicante) en el mes de marzo de 1958. Curso los estudios eclesiasticos en el Seminario Diocesano de San Miguel de Orihuela, y en el Teologazo Diocesano de Alicante.

Durante su estancia en nuestro pueblo fue nombrado Defensor del vinculo del Obispado de Orihuela-Alicante.

Trabajo entre nosotros, a pesar de su breve estancia en la Parroquia, con una verdadera entrega Pastoral.

En Alicante fue nombrado Consiliario de la Universidad de Alicante En 1992 fue trasladado por Monseñor Francisco Alvarez, cura parroco a la Parroquia de San Blas de Alicante, cargo que todavía desempeña junto a su labor como Fiscal General del Tribunal Eclesiastico y Defensor del Vinculo del Obispado de Orihuela-Alicante.

Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Semana Santa

Apartado de correos nº 93

03190 Pilar de la Horadada (Alicante)

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Pregón - Semana Santa Horadada